En unos berberechos mal lavados o entre las hojas de lechuga, quizá en más de una ocasión, y de manera accidental, hayas comido tierra. Es una situación, para muchos desagradable que ahora, sin embargo, está siendo ensalzada por muchos usuarios de TikTok como beneficiosa para la salud y se está convirtiendo en una tendencia que entraña riesgos.
“Me encanta la tierra, la como desde que tenía cinco años. La he comido mientras he estado embarazada de mis cuatro hijos”; comentaba esta usuaria en la red social este mismo mes. “Podría comer esto todo el día y ni siquiera comer comida. Me encanta la tierra”, comentaba ante sus más de 113.000 seguidores.
Podría decirse que la usuarios forma parte de una comunidad que se ha autodenominado “crunchers”, en alusión al crujido que se produce al comer tierra, arcilla, yeso, o tiza. Aseguran que ingerir estos productos tiene ventajas para la salud, como la mejora de la salud intestinal, la prevención del envejecimiento, la reducción del acné o las arrugas, o la disminución de la grasa corporal.
Hay quien lo está promoviendo como un hábito en la alimentación de sus hijos. Stefanie Adler, que se define como coach en fertilidad y salud intestinal, publicó este año un vídeo de su hijo comiendo tierra y aseguraba que los microorganismos de la tierra ayudan a fortalecer el sistema inmune.
Si bien es cierto que en la tierra puede haber microorganismos que aporten diversidad a la microbiota, también puede contener bacterias perjudiciales, metales pesados, o parásitos. Es por ello que los usuarios están apostando por comprar los productos, especialmente arcilla -de la que aseguran aporta calcio y magnesio y ayuda a la limpieza intestinal-, a proveedores que comercian a través de plataformas como Etsy o Amazon, o también las redes sociales.
En estos sitios web se ofrece polvo terroso o trozos de arcilla comestibles, en su mayoría procedentes de África y Asia, que se venden en una amplia variedad de precios. También hay proveedores que ofrecen arcilla en Estados Unidos. La página web Grandma's White Dirt promociona su arcilla como “crujiente” y “recién excavada" de la mina Kaolin, e invita a los nostálgicos a disfrutar del producto, que describe como “un snack atemporal de la tierra del sur”.
No obstante, muchos estos perfiles que venden arcilla y otros minerales aparentemente no lo hacen de manera autorizada ni cumpliendo con requisitos de higiene y salud. Los vendedores no están identificados comercialmente y ofrecen poca o nula información acerca del producto.
Lo cierto es que el acto de comer tierra está documental desde hace siglos en diferentes puntos del mundo. Se conoce como geofagia, y según la Real Academia Española, corresponde al “hábito morboso de comer tierra o sustancias similares no nutritivas”.
Muchos de los usuarios que comparten contenido acerca de su consumo de tierra o arcilla señalan que tienen antojo, que lo desean o que les apetece. Es lo que se conoce como “pica"; un “tipo de trastorno alimentario en el que existe un deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como tierra, tiza, yeso, hielo, virutas de la pintura, etc”, según describe la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Según apunta, es más común entre niños que entre adultos, aunque puede presentarse durante el embarazo. También apunta que en algunos casos, la falta de ciertos nutrientes, como hierro y zinc, pueden desencadenar el deseo. En este vídeo, una usuario describe cómo su deseo de comer barro nació a raíz de un embarazo y asegura que lo que le atrae es el sabor a tierra mojada.
Lo cierto es que hay contenido presente sobre la práctica de comer tierra o arcilla en plataformas digitales y redes sociales desde hace años. Más allá de las experiencias compartidas por los usuarios, se ha generado contenido específico, como ASMR con arcilla comestible o, incluso, recetas.
Con todo, hay poca literatura científica que señale claros beneficios para la salud de comer tierra y arcilla, ya que los componentes que podrían aportar pueden encontrarse en fuentes menos peligrosas. En cambio, el consumo de tierra o arcilla puede dificultar la absorción de otros elementos, como el hierro o el zinc; provocar la ingesta de bacterias o dar lugar a obstrucciones intestinales.
En todo caso, lo más sensato es consultar con un profesional sanitario.
La popularización de esta práctica en internet demuestra, una vez más, el peligroso papel que pueden desempeñar las redes sociales en la propagación del desconocimiento y la desinformación. Evidencia también el valor de informarse y contrastar fuentes para salvaguardar, no sólo el pensamiento crítico, sino en este caso también la salud.