Contratar managers puede tener “efectos secundarios” de todo tipo.
Para empezar, supone pagar más sueldos y, generalmente, sueldos que son más altos.
A veces incluso la contratación de estos perfiles profesionales deriva en la ineficiencia, porque para aprobar una decisión es necesario pasar por toda una cadena de mandos intermedios.
Y es que en las organizaciones con managers las decisiones se toman desde la parte superior de la pirámide. Un parte que está ocupada muchas veces por personas que no tienen ningún tipo de contacto con la “tierra”. Y, mientras tanto, los empleados de la parte baja de la pirámide sienten que no tienen autoridad sobre su trabajo.
¿Por qué no eliminamos las pirámides y rompemos con toda la estructura del management?
Así lo propone Seth Stevenson en un artículo reciente publicado en Slate.
Seth ejemplifica su teoría con los casos de varias empresas norteamericanas que ya han eliminado la figura del manager de su estructura empresarial.
Por ejemplo, Morning Star Co., el procesador de tomate más grande del mundo con sede en California, no tiene cargos para sus empleados, no hace ascensos y no cuenta con managers en su equipo. La clave de su gestión empresarial reside en los acuerdos contractuales que firma con los trabajadores. Son los llamados CLOUs (Colleague Letters of Understanding) y se renegocian anualmente.
Otra de las claves de este modelo de gestión se basa en la confianza.
Son los propios trabajadores los que se consultan unos a otros a la hora de tomar decisiones dentro de la empresa, sin necesidad de que tengan que ser aprobadas por una sola persona.
Al final de cada año las diferentes unidades de la empresa defienden ante las demás las decisiones que han ido tomando para recibir o no una compensación por ello.
Puede parecer casi imposible conseguir aplicar este modelo en empresas de más de 25 trabajadores. Pero Morning Star tenía 400 empleados a jornada completa en 2010 y unos ingresos anuales de 700 millones de dólares. En las dos últimas décadas ha visto crecer sus beneficios hasta cifras de dos dígitos y procesa el 25-30% de los tomates de EEUU.
Quizá uno de los mayores obstáculos para cuestionar la figura del manager en una empresa sea el propio manager. Ellos siempre van a ver claro el valor de su trabajo y la responsabilidad que les corresponde. Obvio.
Es tarea de la propia empresa convertir este perfil profesional en un igual frente al resto de empleados y que el modelo de gestión funcione en su conjunto.
Como en todo, esto es una corriente, una teoría más de la que aprender lo necesario para cada compañía y valorar si es posible o no aplicarla.