Todos nos preguntábamos de dónde obtenía sus ganancias Instagram si, en un principio, era un servicio completamente gratuito y no invasivo en el que no había publicidad. Hasta que el 12 de abril de 2012 lo comprendíamos todo: Facebook compraba Instagram, lo que conllevaba que la compañía de Zuckerberg pusiera sus propias normas. Y tanto si lo ha hecho.
Desde hoy (16 de enero de 2013), todos los datos de los usuarios de Instagram pertenecen a Facebook, perdiendo éstos los derechos de sus fotografías, las cuales podrán usarse con fines publicitarios.
Evidentemente, esto no ha gustado nada a la comunidad de Instagram, por lo que han ido cerrando sus cuentas y buscando nuevas alternativas.
Los usuarios de Instagram tienen fama de guerreros e inconformistas en la red, al menos con relación a los miembros de otras redes sociales menos especializadas. Y vaya si lo son. Durante el último mes, casi la mitad de "instagramers" no sólo se resiste a publicar sus imágenes sino que, como muestra el gráfico inferior, incluso han dejado de entrar en la web.
Se trata de la respuesta orquestada de la comunidad a Facebook, los nuevos dueños de Instagram, y su cambio en los términos de uso. Si se fijan en la curva, la gran caída coincide con un día después a que Mark Zuckerberg anunciase que los usuarios de la red fotográfica perderían los derechos de sus imágenes y, lo que es peor, que la empresa mantendría el derecho a usarlas como creyese conveniente.
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Pocos usuarios están dispuestos a perder el control sobre sus fotografías, sobre todo cuando éstas pueden ser empleadas con fines promocionales sin aviso de por medio. Y es que quien dijo que los derechos de autor no le importaban a nadie, olvidó mencionar "siempre que esos derechos no pertenezcan a uno mismo".
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