Este abrigo hecho con mascarillas busca concienciar sobre la contaminación derivada de la pandemia

  • “Coat-19”, obra del artista y diseñador Tobia Zambotti, pone el foco en la cuestión medioambiental
  • Para su creación se han recolectado 1.500 mascarillas desechables en las calles de Reikiavik
Coat-19, de Tobia Zambotti

Las mascarillas, todavía obligatorias en decenas de países para frenar el avance de nuevas olas de coronavirus, han jugado y están jugando un papel fundamental en la lucha contra la pandemia. No obstante, están generando también conflictos con el medioambiente por la ingente cantidad de desechos que suponen, ya que la mayoría de ellas son productos de un solo uso hechos de microfibras de plástico. Se calcula que aproximadamente se emplean tres millones de mascarillas al minuto en todo el mundo, lo que se traduce en 129.000 millones cada mes.

Ante esto, hay mentes creadoras que están tratando de encontrar nuevos usos y aplicaciones  útiles para las mascarillas ya utilizadas. Con el objetivo de evitar que las mascarillas terminen obstruyendo los vertederos o descompuestas en pequeños fragmentos de plástico en ríos y mares, donde representan una enorme amenaza tanto para animales como a seres humanos, el artista y diseñador italiano Tobia Zambotti las ha convertido en una gran chaqueta acolchada. Bajo el nombre “Coat-19”, el abrigo busca resaltar este problema ambiental vinculado a la pandemia.

 

 

 

 

 

Residente en Islandia, Zambotti ha recolectado alrededor de 1.500 mascarillas celestes alrededor de las calles de Reikiavik para crear la prenda. Tras permanecer guardas en una bolsa de plástico sellada durante un mes, las mascarillas fueron desinfectadas a fondo con gas ozono y trabajadas en colaboración con Aleksi Saastamoinen, un estudiante de diseño de moda en la Universidad Aalto de Finlandia, quien transformó las máscaras recicladas en relleno para la chaqueta.

Las mascarillas cuenta con propileno, utilizado para producir Poly-fill, presente en el relleno de chaquetas

La idea surge del hallazgo de que los abrigos de plumas habituales en el mercado cuentan con el mismo material que las mascarillas desechables a disposición del consumidor. Estas están hechas con un termoplástico llamado polipropileno que también se usa para producir Poly-fill, el relleno acrílico más común para ese tipo de chaquetas. Es decir, el material cumple la misma función, pero tiene aspecto distinto. El diseñador ha optado por una capa exterior que es un laminado semitransparente, transpirable e impermeable a base de materiales biológicas que dejan visibles las mascarillas desechables, algunas de las cuales están rellenas de algodón orgánico para crear formas diferentes.

No se trata del primer proyecto de estas características que el artista ha llevado a cabo. “Couch-19” sigue una línea y objetivo muy similar. Poniendo el foco en la contaminación derivada del coronavirus, Zambotti creó un puf modular de plástico transparente reciclable relleno de mascarillas desechables. Para su creación, el artista involucró a ciudadanos locales pidiéndoles que recogieran mascarillas de las calles o que guardasen las que usan a diario. Tras ser almacenas y desinfectadas, el diseñador creó un sofá irregular con una estética similar a la de un iceberg, como símbolo icónico del calentamiento global.

Couch-19