“Querido Andy, estoy encantado de que puedas encargarte del diseño de nuestro nuevo álbum de éxitos. Aquí tienes dos cajas de material que puedes usar, y el disco”.
Así empieza la carta que Mick Jagger le escribió a Andy Warhol el 21 de abril de 1969 para encargarle la portada de un disco, proceso que terminó con la icónica imagen de un hombre en vaqueros que ilustra la portada del álbum “Sticky Fingers”.
El gran publicitario británico Sir John Hegarty la ha publicado hace unos días en LinkedIn -con una imagen de la propia misiva- y plantea la cuestión de si este es “el mejor briefing de la historia”.
Después del saludo y párrafo inicial, reproducidos más arriba, el resto de la carta es como sigue:
“En mi corta y dulce experiencia, cuanto más alambicado sea el formato del álbum, por ejemplo algo más complejo que unas páginas o un desplegable, más jodida es la reproducción y más angustiosos los retrasos. Pero, dicho esto, dejo en tus capaces manos hacer lo que quieras………..y, por favor, escribe de vuelta diciendo cuánto dinero te gustaría recibir.
Con toda seguridad, un tal Mr. Al Steckle te contactará en Nueva York con información adicional. Probablemente parecerá nervioso y te dirá ‘Dese prisa’, pero no le hagas mucho caso”.
Hegarty dice que es “uno de los mejores” briefings y destaca tres cualidades del mismo:
- Una, le deja claro al artista que el cliente está de su parte
- Dos, le da un mandato al artista
- Y tres, es corto
El gran publicitario británico añade que en publicidad se habla de “la libertad del briefing estricto” y que “el buen trabajo empieza con un briefing breve” y termina su publicación en LinkedIn preguntando a los lectores cuál es el mejor briefing que han recibido.
El post acumula, en el momento de redactar esta información, cerca de doscientos comentarios -como puede ser lógico a la vista del prestigio de quien lo publica y la cartería de mitos de los protagonistas de la historia- y los autores de los mismos apuntan en direcciones diversas con su palabras.
Confianza total y sentido del humor
Hay reacciones simples y entusiastas como “Genial”, “Briefing perfecto”, “Una belleza” o “Pura genialidad”.
También positivos, pero un poco más elaborados, son aquellos que mencionan que el tono de la carta tiene sentido “porque es el encargo de un genio a otro genio”, y los que destacan la confianza total que Jagger pone en Warhol o subrayan la brevedad del mensaje, el sentido del humor que muestra y la ausencia de palabrería. Otros dicen que es más “una misiva espléndida”, una “carta de amor” o “un cheque en blanco para la creatividad” y no tanto un verdadero briefing.
“Los briefings de verdad incluyen restricciones que inspiran. Delimitan el campo de juego”
Por último, tampoco faltan los que consideran que la carta no solo no es el mejor briefing de la historia sino que, como tal, es malo. “No sé qué decir”, escribe uno de los disidentes. “Sin duda es un gran momento de la historia. Y muy de acuerdo en que la brevedad es buena. Pero esta carta no es un buen brief en absoluto. Todo lo que dice es 'mejor no te compliques, pero hazlo si quieres’. Hay poca inspiración o insight, solo confianza en el artista”.
Otro usuario apunta: “Los briefings de verdad, como usted mismo dice [se refiere a Hegarty], incluyen restricciones que inspiran. Delimitan el campo de juego, de modo que conoces el terreno y dónde tienes que marcar los goles. Mick no pone límite alguno. ¡Ni siquiera presupuesto! Solo un montón de material desorganizado, que es la alternativa clásica y perezosa a un brief como es debido”.
El problema de la cremallera
La sección de comentarios da también para un debate erudito acerca de si la carta se refiere justamente a un encargo para “Stick Fingers” o para un álbum de grandes éxitos, pues el disco no salió hasta dos años después de la fecha de la carta. El caso es que cuando lo hizo se vio que Warhol no había hecho caso de la apelación a la sencillez de Jagger, pues la portada incluía una cremallera de verdad que se subía y se bajaba, lo que ocasionó problemas, pues, al almacenarlos, la cremallera, que se presentaba subida, dañaba el vinilo por el peso. Hubo que alterar el diseño y bajar algo la cremallera disco a disco pero, sea como fuese, “Stick Fingers” se convirtió en un gran éxito y su portada sigue siendo icónica.