¿Qué es lo que hace a Madrid un destino único?
Esa es la pregunta que la Comunidad de Madrid responde en el vídeo que ha creado para la 36º edición de FITUR, la mayor feria de turismo que se celebra en España.
Y lo ha hecho mostrando los aspectos que hacen de la capital una ciudad atractiva para los viajeros, a la par que inigualable para todos.
“Let’s go, Madrid!”
El vídeo es un ejemplo de coherencia en el mensaje a transmitir. Se titula “Let’s go, Madrid!”, una denominación que evoca ganas de descubrir, energía y movimiento. La presencia constante de los Millennials, aparte de contribuir a este dinamismo en la pieza, da a entender que se centra en la vida joven de la ciudad y que está dirigida a este grupo generacional.
Estas sensaciones las logran comunicar también el ritmo del vídeo (rápido, con escenas de no más de dos o tres segundos), su música y las escenas que muestra.
Además, los golpes de voz “Let’s go, Madrid!” hacen pequeños parones en el discurso, que reenganchan a la audiencia y evitan saturarla.
Así, el anuncio anima a los potenciales visitantes a tomarse una tapa acompañada de una caña o un buen vino, a visitar museos como El Prado o el Arqueológico, a practicar deportes como el kayak o el biking y a descubrir todos los pequeños y grandes rincones que configuran la Comunidad.
Sin embargo, el vídeo también tiene algunos aspectos negativos que podrían influir en la imagen y en la comunicación de Madrid.
El primero de ellos aparece en el minuto 0:41: un “Big Sale!” de arte pop que no dice nada bueno del destino. Porque Madrid no es una ciudad barata.
El segundo es el excesivo protagonismo del alcohol durante toda la pieza. Porque si bien afirmamos anteriormente que tomarse una caña y un buen vino son rasgos intrínsecos a la cultura española, el vídeo centra demasiado la atención en este tipo de bebidas como parte de los momentos de ocio.
Y el tercero también va referido a un rasgo comentado anteriormente: la gastronomía. Es uno de los puntos fuertes de la capital, pero la pieza da demasiado protagonismo a Casa Lucio. Se le dedican muchos planos a la conversación entre la chef Samantha Vallejo-Nágera y Lucio, más que al resto de historias. Así se obliga al espectador a imaginarse lo que están hablando y se da a entender que es el restaurante más icónico del destino, cuando hay otros también memorables y representativos como DiverXO, Txistu…
Por último cabe destacar el tratamiento que la pieza hace del colectivo LGTB y el colectivo heterosexual. Porque abogar por la igualdad y querer normalizar no significa saturar, exponer o forzar. La igualdad y la normalización no se consiguen con el doble de escenas de un colectivo que de otro: 10 escenas LGTB frente a cinco.
Aunque, y pese a todo, “Let’s go Madrid!” consigue comunicar lo que de verdad importa. Madrid es única, es joven, activa e invita a todo aquel que lo desee a echar un vistazo y maravillarse con todos los pequeños detalles que la hacen especial.
