¿Qué es exactamente la Economía Colaborativa?

  • Un estudio de Adigital se ha propuesto diferenciar entre economía colaborativa, economía bajo demanda y economía de acceso
  • El consumo, la propiedad y las relaciones sociales están cambiando con la economía colaborativa

Esta información ha sido incluida en el Informativo de Reason Why.

Desde que en 2011 la revista TIME definiera la economía colaborativa como una de las diez ideas que cambiarían el mundo, son muchos los proyectos y start-ups que han nacido y crecido bajo el paraguas de este modelo de negocio.

Por eso desde la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital) y Sharing España han presentado el primer estudio que define qué es y qué no es economía colaborativa, clasificando las actividades que tienen lugar dentro de las plataformas digitales que operan en este sector. De esta forma es posible distinguir entre economía colaborativa, economía bajo demanda y economía de acceso.

La economía colaborativa generará 570.000 millones de dólares en 2025

Y es que, según datos de la consultora PwC, estamos hablando de un mercado global potencial de 570.000 millones de dólares para 2025, pero la popularización de este término ha generado también cierta confusión sobre su significado.

El estudio de Adigital y Sharing España sobre Los modelos colaborativos y bajo demanda en plataformas digitales pretende arrojar luz sobre un fenómeno que está cambiando nuestra forma de entender el consumo, la propiedad y las relaciones sociales.

“Hemos observado una fragmentaciónn cada vez mayor de este concepto, desde aproximaciones bastante restrictivas que solo consideran economía colaborativa a los modelos entre particulares o P2P (peer to peer), hasta posiciones más amplias que también consideran incluidas la denominada economía bajo demanda o de acceso”, dice José Luis Zimmermann, director general de Adigital y portavoz de Sharing España.

Para esta categorización, tan necesaria a la hora de definir los límites y la legalidad de los modelos de negocio, Adigital se fija especialmente en el rol que desempeñan las plataformas. “La actividad de la plataforma es la de intermediación propia de un prestador de servicios de la sociedad de la información”, asegura el estudio. “Esta actividad, por sí misma, no es lo que se considera economía colaborativa o bajo demanda, sino que es una actividad mercantil de intermediación que favorece la puesta en contacto entre usuarios para que sean ellos los que puedan llevar a cabo las actividades de la economía colaborativa o bajo demanda propiamente dichas”.

Economóa colaborativa

Así, entran dentro de la economía colaborativa aquellos modelos en los que una plataforma digital actúa como intermediaria, facilitando la utilización, el intercambio o la inversión de bienes o recursos, entre iguales o entre particulares y empresas, con o sin contraprestación económica.

Blablacar se considera economía colaborativa

En esta categoría hay ejemplos ya tradicionales como el alquiler de viviendas entre particulares (AirBnB o Couchsurfing), prácticas como el carpooling (Blablacar o Amovens), el crowdfunding (Goteo, Verkami) o la compra-venta y alquiler de objetos de segunda mano (EBay, Wallapop o Relendo).

Economía bajo demanda

Frente a los modelos colaborativos, en la economía bajo demanda se establece entre los usuarios una relación comercial. Engloba, por tanto, aquellos modelos de consumo y provisión de servicios en los que la plataforma actúa como intermediaria, pero ahora entre un profesional, que presta el servicio, y un consumidor (B2C), cuando dicho servicio se adapta a las necesidades y preferencias del usuario.

En este caso, es habitual que haya una contraprestación económica y ánimo de lucro. Entran en este grupo los servicios proporcionados a través de plataformas como UberX o Cabify, UberEats o Glovo (reparto), y Etece (microtareas).

Economía de acceso

Prácticas como el carsharing y el coworking dejan de clasificarse como economía colaborativa para considerarse economía de acceso. Tal y como aclara el estudio, en este caso es la empresa la que proporciona el servicio y “pone a disposición de un conjunto de usuarios unos bienes para su uso temporal, adaptándose al tiempo de uso efectivo que requieren dichos usuarios y flexibilizando la localización espacial de los mismos”.

Bluemove y Car2Go son empresas de economía de acceso

Es lo que hacen Bluemove o Car2Go, que permiten compartir un coche, propiedad de la empresa titular de la plataforma, entre varias personas de manera no simultánea. Y lo mismo sucede con los espacios de coworking como WeWork que permiten alquilar zonas de trabajo por periodos de tiempo corto o de mayor duración.

De este modo, si es el usuario el que realiza la actividad dentro de la plataforma, el gran reto es delimitar cuál es su papel y cuándo pasa de ser un particular a un profesional, en función de aspectos como la regularidad o habitualidad de la actividad, o si esta tiene o no ánimo de lucro.

El documento de Adigital y Sharing España termina con una serie de recomendaciones entre las que se encuentra delimitar cada uno de estos puntos y fijar límites de ingresos que determinen cuándo existe ánimo de lucro. “La economía colaborativa necesita un estudio detallado y adecuado a cada caso por parte de la Administración”, concluye.

Más info.: Puedes descargarte el informe aquí