Imaginaos esta escena: una persona va a ver a un amigo para contarle una buena noticia. Se encuentran y, al comenzar el relato, el amigo saca su smartphone del bolsillo y empieza a contestar whatsapps. ¿Os suena?
Es que parece ser que la nomofobia es un fenómeno que se da en cualquier territorio con presencia de smartphones. ¿Qué es lo que será tan adictivo de este dispositivo, que llega incluso a hacernos preferir conectar vía móvil que face-to-face?
Esto es lo que se preguntó Eric Pickersgill, autor de “Removed”, en el café Illium de Troy, Nueva York. En ese lugar fue donde vio una familia completa cuyos miembros no hablaban entre sí. Cuando se percató de la situación, cogió su bloc de notas y escribió: “No hablan mucho. El padre y las dos hijas tienen sus móviles fuera. La madre no tiene uno o elige ponerlo lejos. Mira por la ventana, triste y sola, en compañía de su familia cercana”.
Es por eso que el artista creó una serie de fotografías que ilustran el daño social que se hacen los seres humanos al priorizar dispositivo sobre personas.
Las imágenes muestran escenas de la vida cotidiana a las que sólo les falta el smartphone. A primera vista, podemos identificar que es una situación normal…¿pero se darían esas escenas si los móviles no existieran? ¿Sería así la vida sin smartphones?