Frente a ventajas como el ahorro de tiempo y costes que proporciona no tener que desplazarse hasta la oficina, o la posibilidad de adaptar el horario a las actividades y preferencias personales que brinda el teletrabajo, se encuentran también el cuidado de los niños, los problemas para la desconexión o las numerosas distracciones que puede entrañar el hogar como algunos de los inconvenientes del trabajo en remoto. Factores que, entre otras cosas, ponen de manifiesto el interés de una sección importante de la fuerza laboral por desempeñar sus funciones y tareas desde la oficina.
Más allá de las oportunidades para colaborar y socializar que pueda brindar el modelo presencial, y sobre las que muchas organizaciones están construyendo sus estrategias de atracción del talento de vuelta a la oficina, algunos profesionales están buscando también privacidad en los espacios de trabajo. Así lo indica el informe “The New Era of Hybrid Work”, elaborado por Steelcase y publicado el pasado mes de febrero, que recoge las conclusiones de una investigación llevada a cabo a finales del año pasado entre 5.000 empleados de 11 países diferentes.
El 21% de los empleados prefieren trabajar desde la oficina, y el 34% no tienen preferencia
Los datos apuntan a que el 87% de los encuestados pasarán parte de su semana laboral en la oficina. Sin embargo, casi la mitad, el 45% prefieren trabajar desde casa, mientras que el 21% prefiere hacerlo desde el espacio de trabajo, y el 34% no tiene preferencia. En este sentido, desde la compañía aseguran que mejorar la experiencia en la oficina podría alterar positivamente las percepciones de aquellos que no tiene preferencia o, incluso, conquistar a los que se decantan por el teletrabajo.
Y es que el análisis señala que la falta de presencia física en la oficina daña la retención del talento y la conexión organizacional. Las personas que prefieren trabajar de forma remota más de dos días por semana son significativamente más propensos a decir que abandonarán la empresa en los próximos seis meses. Aunque no parece afectar a su productividad, los empleados que trabajan desde casa presentan puntuaciones bajas en lo que respecta a compromiso y cultura corporativa.
Atraer de nuevo a los empleados a la oficina es un reto en cuanto a la generación de una experiencia convincente y superior a la que encuentran en sus hogares. Sin embargo, también plantea grandes oportunidades, ya que, según el informe, cuando las personas están satisfechas con el trabajo en la oficina y les gusta trabajar desde allí, están un 33% más comprometidas, un 30% más conectadas con la cultura, un 9% más productivas y son un 20% menos propensas a irse.
Privacidad y espacios asignados
Es más, pese a la preferencia por el teletrabajo, la investigación apunta que los trabajadores están dispuestos a cambiar días de trabajo en remoto por su propio espacio de trabajo en la oficina. El 55% de los encuestados prefieren dos días de teletrabajo y un lugar asignado, frente al 45% que eligen tres días de teletrabajo y no tener un lugar asignado en la oficina. “Tener un lugar al que llamar hogar dentro de la oficina les indica a las personas que pertenecen, y también les da la libertad de personalizar el espacio y hacerlo suyo, lo cual es más importante de lo que muchos líderes creen”, explican desde la compañía.
Además, a medida que actualmente gran parte del trabajo se realiza a través de reuniones virtuales, también crece el interés por espacios privados desde los cuales llevar a cabo las videollamadas con concentración. En este sentido, el informe destaca que los espacios para colaboración híbrida (64%) es lo que los empleados más valoran actualmente en la oficina, pero también lo son los espacios individuales para reuniones híbridas (62%) y la privacidad (61%).
Teniendo en cuenta que el trabajo de un empleado se desarrolla a lo largo de todo el día, no resulta realista esperar que los profesionales reserven todas sus tareas colaborativas para la oficina y destinen su concentración a los días que trabajan desde casa. “Las semanas no están perfectamente divididas entre días de colaboración y días de concentración. La gente desempeña trabajos en grupo y de forma individual a lo largo del día”, apunta la compañía. “La colaboración puede atraer a las personas a la oficina, pero si las personas no pueden concentrarse también allí, tendrán dificultades para sentirse productivas después de haber realizado el viaje”.
Es por ello que los distintos entornos se presentan como más adecuados para los diferentes tipos de tareas. Así, el análisis apunta que los profesionales prefieren el hogar para los trabajos que exigen concentración y esparcimiento, mientras que la oficina parece resultar más adecuada para la colaboración, las reuniones y el networking.
Tal y como apunta el informe, en la era de la colaboración, se está produciendo un resurgir de la privacidad, que puede tener más implicaciones de las aparentes. La privacidad es necesaria, por ejemplo, a la hora de tratar datos financieros confidenciales; o a la hora de hacer una evaluación de desempeño entre un líder y un empleados; pero también lo es para que fluya la creatividad, y por tanto, se desarrolle la innovación. La creatividad está tradicionalmente asociada a entornos colaborativos y multitudinarios, a ideas divergentes y a muchas notas adhesivas. Sin embargo, la creatividad eficiente también necesita reflexión y concentración para dar lugar a ideas viables y de largo recorrido.
Desde Steelcase consideran que el futuro de las oficinas pasa por la creación de lo que denomina “barrios de trabajo”. Es decir, se trata de comunidades, de bases de operaciones para los profesionales y los equipos y que incluyen una variedad de tipos de espacios interconectados con combinación de usos. Estos “vecindarios” deberían constar de espacios individuales asignados, espacios de colaboración para interacciones presenciales y virtuales, lugares privados para la concentración, y áreas para reunirse y socializar.
El hecho de que grandes empresas multinacionales, como Airbnb estén ofreciendo la posibilidad a sus empleados de trabajar desde cualquier lugar del mundo y desde la oficina o desde casa, demuestra que la nueva era del trabajo pasa por el poder de decisión del empleado y la flexibildad de los modelos en aras de la mejor productividad. Por tanto, atraer a las personas a la oficina requerirá renovar, actualizar y volver a imaginar el espacio para que se aborde cómo ha cambiado el trabajo y sea un lugar donde la gente quiera estar.