Desde una inteligencia artificial capaz de interactuar con las personas a través de modelos de lenguaje hasta una capaz de realizar el trabajo de una organización. En esa escala, que para OpenAI consta de cinco niveles, es en la que está trabajando la compañía para impulsar soluciones que hagan realidad su visión sobre la inteligencia artificial general.

OpenAI ha compartido esta semana algunas de las medidas e iniciativas que ha puesto en marcha en el terreno de la seguridad o la innovación, con el objetivo de ayudar a la sociedad a comprender mejor su posicionamiento respecto al futuro de la IA. Entre ellas, ha adelantado, que ha establecido niveles para hacer seguimiento de su progreso, aunque no ha compartido detalles concretos. 

Sin embargo, Bloomberg tuvo acceso a la información que, según recoge, la compañía compartió con los empleados este mismo mes en una reunión general. El sistema de clasificación podría interpretarse como la hoja de ruta que está siguiendo OpenAi para alcanzar inteligencia artificial general (AGI), y asi, contar con una IA lo suficientemente inteligente para realizar el mismo trabajo que un humano. 

Los niveles que contemplaría la compañía son

• Nivel 1: “Chatbots”, es decir, inteligencia artificial con lenguaje conversacional
• Nivel 2: “Razonadoras”, aquellas con capacidad de resolución de problemas a nivel humano
• Nivel 3: “Agentes”, o sistemas que pueden tomar acciones en nombre de un usuario
• Nivel 4: “Innovadores”, inteligencia artificial que puede ayudar en la innovación
• Nivel 5: “Organizaciones”, inteligencia artificiales que puede hacer el trabajo de una organización

Según el citado medio, OpenAi asegura encontrarse todavía en el primer nivel, pero muy cerca de alcanzar el segundo. Esta primera etapa queda ilustrada por ChatGPT, que sorprendió su capacidad de conversar en lenguaje natural cuando se lanzó a finales de 2022. No obstante, éste y otros desarrollos similares aún presentan margen de mejora, pues pueden ofrecer información errónea o incurrir en las denominadas “alucinaciones”. 

La compañía, con todo, asegura estar cerca de la etapa “Razonadores”, que aludiría a las inteligencia artificiales capaces de realizar tareas de resolución de problemas al nivel de un humano con un nivel formativo de doctorado. Es más, tal y como ha informado Reuters recientemente, OpenAI estaría trabajando en un modelo de IA “razonador”, apodado “Strawberry”, y que contaría, por ejemplo, con la capacidad de planificar con anticipación y resolver problemas difíciles con múltiples pasos. 

Estaría, por tanto, aún lejos del nivel “Agentes”, que incluiría aquella inteligencia artificial con capacidad para tomar decisiones con cierta autonomía. Dentro de una organización, por ejemplo, podrían adoptarse para la realización de tareas simples, permitiendo a los trabajadores humanos centrarse en otras de mayor complejidad. 

La cuarta etapa de la clasificación de OpenAI haría referencia a sistemas de inteligencia artificial desarrollados específicamente para ayudar a crear prototipos, o construir y fabricar productos físicos. No obstante, hay voces que consideran que cierta faceta innovadora de la IA ya está siendo evidente en la medida en que los chatbots ayudan a las personas actualmente a desarrollar ideas. 

Noticias Relacionadas

La visión de Steve Jobs sobre la inteligencia artificial generativa en 1983

Sobre la evolución de la GenAI aplicada a la creatividad y el contenido

Por último, en el nivel 5, la inteligencia artificial ya estaría tan avanzada que podría realizar el trabajo de toda una organización, según la visión de OpenAI. Es decir, toda la actividad de una compañía podría sustentarse sobre la actividad y desempeño de modelos de IA. Los líderes de la compañía consideran que esto podría alcanzarse en los próximos diez años, mientras que otras voces expertas señalan que se requerirá, al menos, cincuenta años más. 

La clasificación propuesta por OpenAI puede servir como adelanto del progreso que aún puede experimentar la inteligencia artificial, pero también como una advertencia de los posibles riesgos y amenazas que habría que anticipar. Del mismo modo, supone un dibujo de la manera en que esta tecnología podría transformar, no sólo las organizaciones, sino el panorama del empleo y el propio concepto del trabajo.