El iPhone mata la creatividad y la ducha la activa

Vamos de camino a la parada de autobús o a la cola del súper y se nos ilumina la cara: por fin vamos a tener unos minutos para sacar el móvil y ver Twitter. Pues bien, la consecuencia de esto es parecida a si nos alimentamos de por vida a base de Cheetos.

A lo mejor no lo sabéis, pero todos tenemos algo que se llama “energía creativa”. Es la que nos permite pensar en algo, sobre algo y para algo. Es la que hasta ahora nos sacaba del aburrimiento. 

 

Pero desde que usamos nuestros pulgares para movernos por pantallas táctiles que nos entretienen, pensando que de esta forma estamos recibiendo una dosis de estimulación, lo cierto es que hemos dejado de aspirar a tener esa energía creativa. Y cuanto menos nos aburrimos, menos creativos somos. 

 

NO MENOSPRECIES EL ABURRIMIENTO

El aburrimiento se ha traducido muchas veces como el “querer ser capaces de engancharnos a una actividad satisfactoria pero no conseguirlo”. Pero ahora ya casi ni existe. Tenemos smartphones y Angry Birds, ¡no hay quien se aburra! De hecho, para aburrirse hoy en día hay que esforzarse. 

 

 

No se trata de que entremos a conciencia en reuniones eternas e inútiles para nosotros para sentir de nuevo el aburrimiento. Pero sí vendría bien que de vez en cuando le diéramos una tregua a nuestro cerebro y dejáramos el móvil descansando en el bolsillo. Soñar despiertos, ¿os suena? Si habláis con un diseñador os lo confirmará: “la ausencia tiene presencia”. Así que no hacer nada ya es una forma de estar haciendo algo.

 

Podríamos sugeriros incluso una especie de dieta para el aburrimiento si es que os interesa empezar a ser más creativos. De la misma forma que comer solo cuando tenemos hambre tiene sus consecuencias, las acciones que emprendemos cuando estamos aburridos pueden traernos muchos beneficios. Ejemplo: si estás aburrido y empleas tu tiempo en tocar la guitarra o cocinar, crecerás intelectualmente. Pero si se te cae la baba viendo la televisión puede que seas feliz por unos segundos para entrar en una especie de depresión después.

 

Vale que los móviles nos permiten el acceso cuando queremos a redes sociales, juegos y diversas formas de comunicación sobre las que podríamos estar líneas y líneas escribiendo maravillas por todo lo bueno que aportan a nuestro día a día. 

 

Pero de verdad, abusar de todo ello y no dedicar unos minutos a aburrirse es como alimentarse toda la vida a base de Cheetos. Podéis sobrevivir, pero os va a costar mucho más ser creativos. De hecho un estudio reciente de Alice Flaherty, una de las neurocientíficas modernas con más conocimientos sobre creatividad, asegura que la dopamina es la clave en los procesos creativos: cuanta más dopamina generemos, más creativos seremos. En esta imagen podéis ver cómo ciertas áreas del cerebro se activan cuando la dopamina pasa por ellas: 


dopamina


Hay una serie de actividades cotidianas que nos pueden ayudar a generar dopamina, como por ejemplo un poco de ejercicio, una ducha caliente o conducir de vuelta a casa después de un largo día de trabajo. Y justo ahí es cuando somos más creativos y tenemos más posibilidades de que se nos ocurran grandes ideas. Pero, como decíamos antes, hay formas de no hacer nada que nos pueden ayudar a hacer después algo. El investigador Carson de Harvard asegura que "una pausa nos puede aportar el descanso necesario para dejar de darle vueltas a una solución ineficaz".

 

Ahora entendemos por qué hay blocs de notas para la ducha!