Salud mental. Es como si nunca hubiera existido. La sociedad tuvo que darle un nombre a lo que estaba sufriendo. Sí, la psicología había estado siempre en las consultas, pero como un ente aislado al que acudían individuos muchas veces estigmatizados. Pero la pandemia abrió en canal el debate sobre los problemas de salud mental, un término agendado en la política y, por supuesto, en la cultura empresarial. El confinamiento, el teletrabajo y su posterior regreso a las oficinas, la vuelta a una rutina quebrada… Todo hizo mella y sigue afectando a las plantillas, en las que se mima cada vez más este aspecto. Que no es un gasto, sino una inversión en bienestar y, en consecuencia, en productividad.
Según un estudio reciente, realizado entre 4.500 trabajadores de Francia, Alemania, Reino Unido, Australia y Estados Unidos, la exposición a un posible contagio por coronavirus es la principal fuente de ansiedad a la hora de regresar al espacio tradicional del trabajo (77%). Una menor flexibilidad (71%) y los desplazamientos (68%), son otras de las razones que hacen aflorar el estrés ante la vuelta de la oficina. El uso de la mascarilla y la necesidad de gestionar el cuidado de los hijos son otros temas que también preocupan a los empleados.
Esto nos conduce a una realidad en la que un grupo humano no se comporta en el ámbito laboral como un ente aislado del mundo. No es posible atender ciegamente a una cuenta de resultados mediante la abstracción de los problemas cotidianos. Y la solución o el tratamiento de estos conflictos no trata de aumentos, sino de nuevos entornos de trabajo, donde, por ejemplo, se han creado cargos relacionados con la “felicidad”, que en otra época pudieran resultar un maquillaje, pero que hoy son imprescindibles para el correcto desarrollo de la vida interna de las compañías.
Estos son algunos de los puntos tratados en el cuarto de los streamings que, en este mes de marzo y a través de LinkedIn Live, Natalia Marín, Editor in Chief de Reason.Why, está realizando para analizar diferentes temas de actualidad junto a profesionales del sector del marketing y la comunicación en España. En esta sesión han participado:
- Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España
- Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness
- Maria Quintín, Directora de El Club Carrefour
La “descomprensión” emocional tras la pandemia
La narrativa de la cotidianeidad se ha recuperado en la industria publicitaria, después de meses de piezas reposadas, con movimientos de cámara lentos, tintineos musicales melancólicos y mensajes donde las marcas transmitían a sus clientes su compromiso. Pero la esencia se mantiene, el bienestar mutuo sigue siendo un enorme tema de conversación que no se puede aislar de la estrategia comercial. Ni externa ni internamente.
Mediacom España cuenta en su plantilla con una Head de Bienestar
“Hemos visto que había que fomentar la salud menta de los trabajadores, pero también la de los clientes y las marcas con las que trabajamos. En Mediacom pusimos en marcha un plan de salud mental a través del que ejecutamos actividades permanentes con nuestros empleados. Hemos contratado a una Head de Bienestar que repara las fisuras que se han creado durante todo el tiempo que hemos perdido el contacto humano”, comenta Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España, haciendo referencia a la vuelta a la nueva normalidad, nombre rimbombante, pero que ejemplifica el hecho de estar viviendo algo diferente, por lo menos en la modernidad, tal y como la conocemos.
Y es que, según un estudio que Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness, trasladaba al debate, en el que participaron 3.200 personas, la recuperación emocional será la que más tarde se completará. Por detrás de la sanitaria y económica, según el 78% de los encuestados. “¿Por qué? Porque todos hemos perdido algo en los últimos años. Las emociones se nos han descolocado y la recuperación emocional es muy difícil. La gente necesita saber que importa como empleado, pero sobre todo como persona. Esto es nuevo. Hace cinco años no nos lo plantábamos. Hoy en día es irremediable, todos tenemos huellas emocionales”, apunta la fundadora de una organización que tiene como objetivo asistir a los departamentos de RRHH en la definición de su estrategia, así como en el diseño de la transformación cultural y organizacional para reforzar su desarrollo.
Hay compañías que han estado involucradas en la gestión de los problemas de la pandemia por su propia naturaleza. Es el caso del retail o la distribución. “En Carrefour vivimos la crisis desde el otro lado. En ningún momento hemos perdido el contacto, porque hemos estado en primera línea”, explica Maria Quintín, Directora de El Club Carrefour. Y es que la consideración esencial de estos trabajadores les ha llevado a tener un mayor desgaste, por lo que desde la propia organización se han desplegado mecanismos de “recuperación emocional” como un teléfono permanente de atención sobre salud mental para los empleados.
Una consulta médica para prestar atención a la plantilla es cada vez más frecuente
Según cuenta Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España, la agencia también ha puesto en marcha una consulta médica en su sede para prestar atención a la plantilla. “El número de depresiones ha crecido. Solo hace falta ver las cifras de suicidio y ver cómo han aumentado las de los adolescentes. Los perfiles jóvenes son los que peor lo pasan. Los más adultos, de algún modo, están fortalecidos por la cultura de empresa. Pero en general, la gente ha salido tocada. Todo el mundo ha perdido algo”, relata.
Fruto de estas situaciones que se viven en las corporaciones, cada vez más diseccionadas por la situación emocional, se ha concluido que la fórmula de la recuperación emocional genera un mayor compromiso de los empleados con sus empresas, lo que a su vez empuja la propia recuperación económica.
“Los empleados estamos deseando que nuestras empresas salgan adelante, pero el compromiso se estaba desplomando, según un estudio que hicimos con la Universidad de Harvard el año pasado. Por primera vez, nos hemos planteado sobre todas las cosas de la vida: ¿qué pasaría si mi mujer muere o le pasa algo a mis padres o a mis hijos?. Y así es muy difícil plantarte delante de una cuenta de resultados como si nada pasara”, reflexiona Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness en un proceso que da en llamar como de “descomprensión emocional”.
Ahora, más que nunca, es importante trabajar la organización de empresa para evitar las desconexiones o falta de filiación interna. “Nos planteamos temas que hace diez años no imaginaríamos ni por asomo”, añade.
Las barreras personales de las reuniones virtuales
Aunque la transformación emocional sea un cambio forzado por la situación social, la Fundadora de Working for Hapiness todavía encuentra ciertas reticencias en algunas organizaciones con respecto a tratar los sentimientos en los comités de dirección. Denota cierta falta de tacto a la hora de tratar ciertos temas. No obstante, se han regenerado las relaciones de los recursos humanos y esto es posible también con políticas como la llevada a cabo por Carrefour. “Nosotros arriesgamos y hacemos planes de carrera cerrados. No queremos poner un millón de resistencias. Si has detectado alguien con talento, hazle un plan”, cuenta Maria Quintín, Directora de El Club Carrefour.
Lejos de ser una aplicación individual, Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España, apunta un procedimiento similar. “Nosotros también buscamos hacer planes de carrera cerrados y no es fácil, porque nuestro negocio, a veces, va en función del volumen. Creo que la flexibilidad es un factor clave, porque genera confianza en tus empleados. Hay que hacer hincapié en la cultura del compromiso. Tenemos que cuidar a nuestros empleados y ellos necesitan verlo en todo tipo de acciones, como pueden ser el teletrabajo o la conciliación. Humanizar es absolutamente necesario”.
A través de esta nueva fuente de vínculos entre la empresa y sus empleados, las organizaciones han mejorado en una de las grandes asignaturas pendientes que tienen, según recuerda Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness, y que es el reconocimiento. “La gente quiere saber que hace las cosas bien. Esto también tiene que ver con el propósito. Necesitamos sentir que lo hemos dado todo”, reivindica una profesional que trae al debate el teletrabajo y su impacto en las relaciones humanas de las empresas. La tecnología ha permitido la ubicuidad, ha contribuido incluso a agilizar los procesos y ha descubierto nuevas realidades que en algunos casos permanecerán, “pero también hemos perdido muchas cosas a través de una pantalla”.
Y Álvarez pone un ejemplo muy sencillo y gráfico, como es el de las conversaciones previas a cualquier encuentro, en las que se habla de aspectos cotidianos. Donde se interactúa entre iguales, un potente adhesivo social, imposible en las reuniones virtuales, a las que el personal se conecta prácticamente cuando empiezan las mismas y donde es imposible emular las conversaciones face-to-face.
En las reuniones virtuales no se fluye del mismo modo.
Margarita Álvarez
Además, cuestiones como “un día sin reuniones”, surgieron en este debate. Iniciativas que higienizan la “reunionitis”, muchas veces presente y obligatoria en las empresas españolas, tal y como recuerda Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España. “Esto es fruto de una mala organización. Yo soy partidaria de un día sin reuniones. Costaría, al principio, lo admito, pero sería cuestión de plantear, por ejemplo, el viernes como jornada de libranza. Es un tema educacional. Conseguiríamos un modelo híbrido que nos ayudaría a racionalizar el actual”, analiza.
Para descongestionar la presión y el estrés que muchas veces provocan las cadenas de reuniones, Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness, propone así algunas medidas:
- Dejar huecos entre los meetings, aunque sea para tomarse un respiro
- Intentar no hacer reuniones de más de seis personas; así se aporta más valor
- Reducir los tiempos de las reuniones y establecer franjas entre ellas
- Hacer reuniones de pie, lo que provoca encuentros más rápidos
Compromiso emocional con los clientes
Tanto las iniciativas internas como de relación con el consumidor respiran la misma necesidad de crear comunidad. Esta ha sido la gran unidad de organización en los últimos tiempos. Comunidad, en el barrio. Comunidad, en el trabajo. Comunidad, alrededor de una marca. Y Carrefour es una de las enseñas que mejor han entendido este proceso. Maria Quintín, Directora de El Club Carrefour, explica cómo la cadena de supermercados e hipermercados tiene algunas de las comunidades más activas de Facebook, tematizadas y construidas sobre los socios de El Club Carrefour.
“Ayudamos a nuestros clientes con sus necesidades. Nadie interactúa más que nosotros con ellos. Hemos hasta elaborado un libro con las recetas que se han compartido en el grupo dedicado a la gastronomía. Hemos representado el orgullo de pertenecer a un grupo y dinamizar los propios hábitos de vida”, cuenta Quintín sobre esta forma de entender las relaciones con los clientes, más emocional y con respuesta directa, que lleva a las compañías a replantearse el propio sentido de las comunicaciones.
“No hay un vínculo más potente que el de sentirte parte de una comunidad”
El poder de las comunidades
Al final, independientemente de hacia dónde se construya la intervención emocional, el resultado es “poner a la personal en el centro”, remarca Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness, quien ha llevado el sombrero del marketing, de su época en Coca-Cola y de su etapa en Adecco. “No hay un vínculo más potente que el de sentirte parte de una comunidad”, refuta. El debate se convierte entonces en un alegato a favor de valentía y la autenticidad, que son, a juicio de las participantes, las palancas sobre las que debe pivotar toda la estrategia de comunicación y marketing.
“O cuentas algo de verdad relevante para mí o no te gastes el dinero. La gente quiere que le hables de tú a tú. Que seas auténtico. Estamos muy cansados de musiquita lenta. Del “vamos a salir más fuertes”. Tienes que abrirte en canal y el marketing, al final, es el arte de caer bien. Las relaciones que se buscan con las marcas son casi personales. Hay que trabajar tanto los vínculos raciones como irracionales”, apunta Álvarez en un sentimiento compartido con Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España, que apuesta por anunciantes que “respiren con toda su comunicación” y a trabajar desde “el fondo”.
Y todo esto solo será posible desde organizaciones “más humanistas”, término que emplea Margarita Álvarez, Fundadora de Working for Happiness, para definir el nuevo paradigma de empresas que sienten la RSC desde dentro hacia afuera, donde la identificación no se alcanza con una “tarde libre” o “una barbacoa los jueves”, sino con cambios efectivos que después impactan en la sociedad, “porque influimos mucho más de lo que pensamos, más que un gobierno. Las marcas hemos sido las grandes impulsoras de, por ejemplo, los avances en diversidad”.
Al final, el resultado es una edificación sólida, “compuesta por la gente, que es quien realmente construye una compañía”, sentencia Begoña de la Sota, CEO de Mediacom España. Con el alicatado de “los valores humanos y el talento”, de los que las corporaciones se deben responsabilizar, tanto en su vida diaria como en sus comunicaciones, para hacer un mundo más humano y comprometido.