La relación agencias-anunciantes es el eterno asunto pendiente a mejorar en el sector de la Publicidad.

Para tratar de echar una mano en esa “compleja” y a la vez necesaria relación, llega “El Anunciante Equivocado”, un libro póstumo de Armando Guerra lleno de sabios consejos para todos aquellos que forman parte del arte de convertir productos y servicios en objetos de deseo.

Armando Guerra, creativo publicitario fallecido este año, era alguien a quien le gustaba la publicidad y que trabajaba en esta profesión por vocación. Una vocación temprana que le nació ante la contemplación de un anuncio bien hecho a los quince años.

Trabajó en la publicidad hasta el final cuando, ya enfermo, seguía buscando para sus clientes ideas geniales, conceptos redondos y esas propuestas que hacen que la voz tiemble de emoción al presentarlas.

Según las propias palabras de Armando Guerra, “lo que voy a intentar mostrar aquí es cómo actúan, cómo se enfrentan a esos miedos algunos responsables de publicidad cuando tienen que redactar un briefing para dárselo a una agencia para que le haga la campaña para su producto. O lo que pasa por su cabeza cuando tienen que tomar decisiones sobre el plan de medios, cambiar de agencia o lo que sea y las extrañas formas en que reaccionan sus cerebros, brillantes en otros temas, cuando se enfrentan a evaluar una determinada creatividad en una presentación (…) A cualquiera de los que trabajan en esto de la publicidad, muchas de las situaciones y actitudes reflejadas aquí les sonarán. O habrán vivido escenas parecidas. Son anécdotas y experiencias que se han ido convirtiendo en verdaderos clásicos a base de contárnoslas unos a otros, cerveza en mano. En fin, críticas y comentarios que hacemos la gente de las agencias sobre los anunciantes y a los que nunca les hemos dicho una palabra sobre ello”.