Han sido el regalo estrella de esta Navidad. Y, más allá de su utilidad como artículos de ocio, el potencial de los drones como aparatos para el desempeño profesional se consolida mes a mes.
El ejemplo más reciente viene desde Japón, donde la empresa de seguridad Secom baraja utilizar estos artefactos no tripulados para preservar la seguridad en grandes eventos nacionales.
Así, la firma no descarta comercializar este modelo en 2016, con vistas a poder usarlo a gran escala durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020.
“Este aparato potencia de manera exponencial nuestra capacidad para vigilar un área de gran tamaño”, ha explicado el presidente de la empresa, Hiroshi Ito. El directivo ha asegurado además que “el aparato ayudará también a reducir costes de personal cuando se celebren grandes eventos al aire libre.”
De momento, la empresa acaba de presentar el prototipo, un globo no tripulado de 15 metros de longitud equipado con la última tecnología.
Este modelo cuenta con un sofisticado equipo de vídeo, un potente micrófono direccional y reflectores. Unas funcionalidades que le confieren una autonomía de dos horas a una velocidad de 50 kilómetros por hora.
Gracias al sistema GPS, el dirigible graba todo lo que sucede en el suelo desde una altura máxima de 100 metros. Posteriormente lo envía a un centro de control que gestiona y analiza toda la información recibida.
El aparato será dirigido por el personal de ese centro de control mediante unas gafas especiales que permiten controlar la cámara con simples movimientos de cabeza.
El dron lleva tres años en desarrollo y podría sobrevolar muy pronto el cielo del país nipón.