Los Millennials son una generación barata

No compran casas, coches, ni artículos de lujo. En parte porque sus recursos económicos son limitados. Y, en cierto modo, porque se han rebelado contra el consumo de masas. En su lugar, los Millennials optan por una economía mucho más colaborativa en la que conceptos como “poseer” han cedido ante formulaciones más laxas como “compartir” o “reutilizar”. 

Es la Generación Y, un target que ha desmontado todos los hábitos de consumo y ha instaurado el fauxsumerism como alternativa.

Han suplido la falta de recursos económicos con una economía mucho más colaborativa 

Este segmento formado por jóvenes de entre 24 y 32 años tiene un poder de influencia extraordinario. Son ambiciosos, resilientes y escépticos del Marketing. De ahí que se hayan convertido en el quebradero de cabeza de las grandes marcas

Especialmente de las automovilísticas, que tratan de vencer su resistencia e incentivar el consumo de automóviles entre los jóvenes. Una propuesta que este grupo desoye y que ya ha hecho mella en las cuentas de resultados de las principales empresas de automoción de Estados Unidos. 

“La compra de automóviles para los Millennials nunca será lo que fue para los boomers”. Lo dice Sheryl Connelly, directiva de Tendencias globales y Consumo de Ford. 

En cambio, hoy en día un smartphone es mucho más importante que un coche. Es prácticamente un bien de primera necesidad que ya ha desbancado a vivienda y automóviles, según se desprende de los datos ofrecidos por la Reserva Federal. Y es que las ventas de automóviles en este segmento de edad se han desplomado en Estados Unidos, al igual que la concesión de hipotecas, que se ha reducido a la mitad respecto a la de hace una década. 

“El acceso es mejor que la propiedad”

Ésta bien podría ser la nueva filosofía de consumo de los Millennials. A caballo entre lo hippie y lo revolucionario, este target ha suplido la falta de recursos con el intercambio

Así, han nacido empresas de carsharing como Blablacar o Zipcar, que ofrecen desplazamientos compartidos en coche. Y otras como Airbnb o Couchsurfing, que permiten a los usuarios intercambiar sus residencias durante periodos puntuales. 

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