El científico Sergio Canavero, de la Universidad de Turin, explica en un artículo publicado en la revista Oggi , cómo funcionaría el transplante de una cabeza humana (o del cuerpo, según se mire...): un “corte limpio” con un “cuchillo extra-fino” en condiciones de hipotermia profunda, dejaría las dos partes de la médula espinal en condiciones de ser reensambladas.
El experto considera que la fórmula para unir la cabeza con un cuerpo diferente se encuentra en la posibilidad teórica de fundir las prolongaciones nerviosas en una “cuerda” mediante el uso de selladores de membrana o fusógenos.
¿Y quién dona su cuerpo o su cabeza?
En cuanto a los donantes, serían individuos que hubieran perdido la vida debido a un trauma craneal sin lesiones sustanciales en otros órganos. Los candidatos potenciales podrían ser personas con alguna enfermedad neuromuscular degenerativa.
Pero no todo es consenso en este tema. El director del instituto de Neurociencia de la Universidad Católica de Milán, Giulio Maira, opina que sólo se trata de una “posibilidad de ciencia ficción”.
Aunque así sea, ya existen antecedentes. En 1970 el neurocirujano estadounidense Robert Joseph White transplantó la cabeza de un mono, logrando sólo unir el sistema circulatorio y no nervioso.