Parece ser que la opinión de la gente ha hecho presión y autocontrol ha reaccionado. Supongo que el creador de esta campaña no se pudo ni imaginar las consecuencias que esta iba a tener. En publicidad hay que medir mucho las palabras y considerar todas las posibles interpretaciones que se pueden hacer de ellas, porque si no luego pasa lo que pasa... además debemos considerar la situación que gobierna nuestro país y las opiniones y el clima que se vive a pie de calle. Lamentablemente en publicidad no se perdona por las buenas intenciones...