Radiografía del hipster: un consumidor indiferente a la publicidad

Les gustan los gadgets pero se visten con ropa de sus abuelos. Se peinan a lo 'trendy' pero llevan gafas de pasta de los años 80. Son rústicos, pero modernos. ¿Bipolares? No: son los hipsters y las marcas tienen un problema porque huyen de la publicidad.

Hay tantos tipos de consumidores como colores en la escala de Pantone (incluso alguno más...). Por eso es importante que las marcas abran bien los ojos y detecten a aquellos potenciales clientes que hay pululando por el mercado para llegar hasta ellos con sus productos o servicios. Pero ¡ojo! A muchos no les gustan los "ataques" masivos de publicidad. Es el caso del hipster, ese joven de entre 20-35 años que rescata la ropa y los complementos de sus abuelos pero se considera el más moderno del lugar. Y no: no le gusta nada que se dirijan a él con publicidad. Ahí va el reto.


¿Dónde vive? ¿Qué come? ¿Por dónde sale? Y, lo más importante, ¿qué compra? Bien, vayamos por partes: San Francisco, Nueva York, Londres, Seattle, Washington y Portland (Oregon) son algunas de las ciudades más conocidas preferidas por los hipsters. En cuanto al resto de detalles, os los resumimos en 4 puntos que radiografían a la perfección a este nuevo tipo de consumidor:


- Le apasiona reciclar: con una mezcla de preocupación ecológica, nostalgia por el pasado y querer definirse como único, el hipster es un loco de los mercadillos vintage. El detalle: siempre combina esas prendas con los últimos gadgets como un iPhone o un iPad (marcas tecnológicas, en este sentido lo tenéis fácil). Socialmatic, la nueva cámara surgida del acuerdo entre Instagram y Polaroid, será la perdición de más de uno: fotografía antigua con un toque moderno = acierto seguro. 

 


- Vintage siempre, tenga 50 años ó 5 días: la clave es que la ropa que se ponga siempre parezca que la ha sacado del armario de sus abuelos. Por ello, muchas marcas han decidido lanzar al mercado colecciones con ese aire vintage que tanto le gusta al hipster o incluso algunas de ellas han nacido expresamente para satisfacer las necesidades de este nuevo tipo de consumidor (aquí la estrategia parece sencilla: colecciones actuales con un toque abuelo. No hay más). Algunos ejemplos son American Apparel, Urban Outfiters e incluso H&M. Además, conceptos como el de la máquina de escribir para el iPad encajan con este tipo de consumidor al 100%. Productos modernos con aire vintage: ésa es la clave.

 


- Si está hecho a mano, mejor que mejor: el hipster es un loco de las cosas artesanas, por eso le encantan conceptos como el de Etsy: bolsas, bufandas, guantes, gorros o blusas, si se puede hacer a mano, ¿para qué comprarlo? (Nota mental para las marcas: kits de “Do it yourself”, ¡impactáis seguro!).


- Siempre gafas: no verás a un hipster sin este complemento. Las necesiten o no, a muchos de ellos les gusta lucir gafas con un aire retro y de enormes monturas. Las Wayfarer de Ray Ban son uno de sus los modelos preferidos. (Y si el anuncio del modelo de gafas en cuestión lleva un toquecito de filtro de Instagram, ya sea en gráfica o un spot, el impacto está asegurado).

 

En definitiva, la radiografía del hipster vendría a ser la siguiente: joven de entre 20 y 35 años que valora el pensamiento independiente, la creatividad, la música indie y la moda vintage. Su nivel sociocultural es medio-alto. Normalmente cursan o se han licenciado en una carrera de artes o de ciencias/matemáticas en la que es necesario contar con ciertas habilidades creativas y de pensamiento analítico.

 

¿El problema? Que uno de los pilares fundamentales de su dogma es que no se dejan influenciar por los medios de comunicación ni la publicidad, ya que estos, considera el hipster, sólo promueven ideales de belleza etnocéntricos. Así que marcas de ropa, restaurantes, peluquerías y demás anunciantes tienen un reto sobre la mesa: ganar la carrera para la conquista del hipster.