El ruido es inherente a las ciudades. Pero este hándicap también puede considerarse como una ventaja. Al menos así ha querido verlo Xiaowan Wang, alumno chino del Instituto Europeo di Design en Madrid.
Y gracias a esta visión ha desarrollado un cargador para el móvil que tomará la energía de la contaminación acústica. "Las ondas sonoras están en todas partes: en el tráfico, en los aeropuertos, en las zonas en construcción. Típicamente son consideradas como contaminación, aunque proporcionan energía, que solemos ignorar y perder”, ha comentado Wang.
Esta fuente de energía quizá no sea muy potente pero es abundante y sostenible. Algo que, según Wang, daría para cargar los smartphones.
Una batería externa “inagotable”
El proyecto de Wang, que ha sido presentado al concurso internacional de diseño James Dyson Awards, se basa en un nanogenerador que transforma las señales acústicas en energía eléctrica.
El proceso que sigue para conseguirlo es el de transducción: el sonido hace vibrar a una delgada película de politetrafluoroetileno provocando una fricción que generará energía en el gadget.
Aunque según ha explicado el estudiante, se trata todavía de “un proyecto experimental en fase de desarrollo, pero espero que dentro de poco todas las personas puedan disfrutar de esta tecnología, porque es realmente útil para el día a día”.
El sonido como fuente de energía
Sin embargo, Wang no es el único que se ha dado cuenta del potencial que tienen la sondas sonoras. Hanergy, una compañía china dedicada a la explotación de energía renovable, ha marcado la contaminación acústica como uno de sus objetivos.
Por otra parte, Nokia y la Universidad Queen Mary de Londres se han asociado en un intento por desarrollar una tecnología muy similar a la que muestra Wang en su proyecto. Ésta se basa en el óxido de zinc a nanoescala para convertir la energía mecánica en energía eléctrica.
Según explicaron los investigadores, ”cuando las superficies de esas nanopartículas vibran o se doblan, generan voltaje, lo que significa que pueden responder a movimientos creados por sonidos cotidianos, como por ejemplo nuestras voces. Si los pones en un recipiente como una pila y sitúas contactos eléctricos en ambos lados, puede usar ese voltaje para cargar un móvil”.
Como resultado, consiguieron cargar un Lumia 925 gracias a los cinco voltios que lograron generar a través de un elaborado proceso. Éste consistía en rociar una lámina de plástico con óxido de zinc para calentarlo posteriormente hasta los 90 grados. De modo que las partículas se extendieran por toda la superficie.
Dos proyectos con resultados similares que aún están lejos de llegar al mercado, pero que podrían dar una solución a la dependencia que tienen los usuarios hacia la batería de sus smartphones. Al menos, siempre que haya una calle transitada cerca…