Así son las oficinas de Coca-Cola Madrid. Buscábamos un logotipo rojo gigante de Coca-Cola cuando el taxi se acercaba a Ribera del Loira 20-22, pero ni rastro... “Qué raro, ¿no? Si es Coca-Cola”. Luego entendimos que no hacían falta ni letras, ni letras gigantes, ni las letras gigantes de Coca-Cola. El edificio en sí es marketing en estado puro.
Unas puertas de cristal con tiradores a modo de chapa gigante de Coca-Cola nos daban la bienvenida: estábamos entrando en el templo de las bebidas refrescantes y, al abrir la puerta, sonaba el mismo ruido que hacen las latas al abrirse. “Esto pinta muy muy bien”.
Y tan bien. La recepción del edificio es una recreación de la Jacob’s Pharmacy, con sus botes en la estantería de madera y el suelo imitando baldosas de piedra. No nos extraña que encima del mostrador tuvieran unos cuantos premios por ser el mejor lugar para trabajar del año (durante varios años).
A partir de aquí, la experiencia fue in crescendo. Habíamos ido a la presentación de la nueva campaña de Coca-Cola, “¿Y si nos levantamos?”, y acabamos recorriendo el edificio entero muriéndonos de amor por semejante despliegue de marketing corporativo. Hasta las lámparas del techo son bonitas...
...y las vitrinas corporativas...
...y las máquinas de vending...
Pero os preguntaréis que dónde está el futbolín. “Todas las oficinas molonas tienen uno”. Pues Coca-Cola también, éste es el suyo:
Además la “zona de recreo” de los empleados tiene una librería con libros sobre la felicidad. ¡Buen rollo en estado puro! Por no mencionar que esta zona conecta en el exterior con una cancha de baloncesto ;)
“¿Y la gente? ¿Dónde está la gente?”. Pues pasamos a la zona de trabajo.
Como véis, ¡los refrescos que no falten!
Y de un lado para otro íbamos sin perder de vista el color corporativo de Coca-Cola. Aquí es que hasta los pasillos son bonitos...
De las zonas comunes nos encantó el comedor que tienen para los empleados.
Pero, sin duda, la estrella del edificio es el gimnasio: muchos empleados nos comentaron durante la visita que las clases de Pilates son un éxito ;)
Y bajamos ya al parking de visitas: la experiencia de marketing olfativo más increíble que hemos tenido recientemente. Para empezar, el detalle de los grafitis en las paredes y techos de la escalera nos conquistó. Pero es que, según uno iba bajando, el olor a Coca-Cola, el mítico dulzón de toda la vida, se iba intensificando. ¡Impresionante! (Qué pena que las noticias aún no se puedan oler, ¡porque os encantaría!).
Agradecemos muchísimo a Marta Baeza, de Lateralmente, que nos acompañara en esta visita. No todos los días entra uno en la sede de una de las empresas más importantes del mundo. Nos declaramos fans incondicionales desde ya de oficinas como la de Coca-Cola. ¡Aplausos!