Los recorridos de las marcas, en ocasiones, las llevan a aterrizar donde no quieren. Algo que en American Apparel ahora saben muy bien.
La marca venía de un camino plagado de inconvenientes: una batalla legal interminable, acumulación de deudas inasumibles y una caída en picado de las ventas. Problemas que le han obligado a variar su rumbo hasta la bancarrota.
La compañía ha presentado en la corte federal de Delaware la petición oficial de bancarrota. Un capítulo con el que parece terminar el largo litigio que venía arrastrando no solo con sus empleados, sino también con el minorista del derrocado fundador Dov Charney.
Un atisbo de luz
Y es que, aunque anteriormente, la mayoría de sus prestamistas habían acordado reducir la deuda de la marca a través de la conversión de deuda por capital, los esfuerzos no han sido suficientes.
Pero los tenedores de bonos no solo pasarán a poseer acciones de American Apparel. El acuerdo también incluye una financiación adicional que permitiría a la marca mantener su fabricación en Los Ángeles, así como sus 130 tiendas en los EEUU.
