La cerveza se ha convertido en un producto sensible. Al menos, en términos publicitarios. De esta manera, el imaginario de muchos anunciantes asocia la cerveza a un producto concebido para el target masculino. Y nada más lejos de la realidad.
Eso es lo que debió de pensar Quilmes. La firma argentina se propuso desterrar los prejuicios que esta bebida lleva aparejados a golpe, prácticamente, de parodia. Así fue como lo retrató en la campaña que lanzó en 2012 y en la que defendía que “cuando el machismo y el feminismo se encuentran nace el igualismo”.
Con este lema, la cervecera puso fin a la discusión que ha suscitado este asunto durante décadas y que hace sólo unos días ha acalorado de nuevo la cerveza Skol. La firma danesa ha llevado a cabo una desafortunada acción que ha desatado una cascada de comentarios en Brasil.
La marca lanzó hace unas semanas unas gráficas que reabrieron la herida con frases como “Acepto antes de que preguntes” o “Estoy en la tuya sin saber cuál es la tuya”.
La decisión sentó como un jarro de agua fría en el país sudamericano que, lejos de apreciar el esfuerzo creativo, calificó la campaña como un ataque sexista. De hecho, no faltaron quienes trataron de boicotearla con imágenes como estas.
Finalmente, y ante la polémica generada en torno a sus gráficas, Skol retiró la campaña y cerró este capítulo que la Publicidad ha tratado de superar con los años.
Porque está claro que la segmentación tan sesgada no da resultado.