El escándalo que recientemente ha sacudido al Valencia Club de Fútbol y a la Editorial DC por la imagen del murciélago no ha sido el único que ha puesto en jaque los derechos de propiedad intelectual de muchas marcas. De hecho, la semana pasada McDonald’s saltaba a la palestra después de que una empresa extremeña le instase a modificar el apelativo ‘Extrem’ de una de sus hamburguesas.
Los domainers profesionales Ferrán Arracivita y Manuel Sánchez desvelan para Reason Why más casos prácticos que han enfrentado a diversos anunciantes.
Y es que la polémica suscitada por el murciélago podría avivarse si entrara un tercero en discordia. Arracivita señala a Bacardi como un posible rival para ambos anunciantes. La popular marca de ron cuenta también con este animal de alas abatidas en sus botellas aunque, por suerte, nunca ha entrado en pugna con otras marcas por los derechos de imagen.
Quien sí lo ha hecho ha sido Seagate. El fabricante de discos duros acusó a la plataforma ciudadana Guanyem de plagiar la espiral que compone su logotipo. La controversia saltó incluso a las redes sociales, donde los usuarios se hicieron eco del parecido de ambos diseños.
Un caso distinto es el que ocupa a los dominios. De hecho, “cuando hay un conflicto se procede a un UDRP”, señala Arracivita. Es decir, “un procedimiento de resolución extrajudicial donde un experto investiga el caso y dictamina si ha habido mala fe en el registro”. Se trata de un recurso para eludir los tribunales que puede resultar de utilidad a anunciantes en lid.
Y es que el gran espectro de páginas que indexa Internet ha dado lugar a los conflictos más variopintos. Por ejemplo, el del blogger Eduardo Pérez Orue, que registró el dominio deusto.com en 1997 y nueve años después hizo frente a una demanda de la editorial Planeta DeAgostini, que le acusaba que de apropiarse de la dirección de una de sus filiales.
El afectado esgrimió que ‘Deusto’ es un término polisémico que hace alusión a muchos conceptos: “un barrio de Bilbao, su universidad, una ferretería, una consultora, una panadería…” pero a pesar de sus argumentos, Pérez Orue no pudo recuperar su dominio.
Y lo mismo sucedió con la extensión mundial.com. Aunque a priori parezca una URL deportiva, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO) falló a favor de una empresa de belleza brasileña.
El consultor Manuel Sánchez, por su parte, alude a un caso que atañe a una empresa agrícola británica y al Estado Islámico. Dos realidades que no tienen nada que ver, salvo el nombre: “ISIS”. Pero no es la única. “Si buscas en LinkedIn aparecen más de 400 empresas con este nombre”, añade Sánchez.
Y también entre Redes Sociales tuvo lugar la disputa de Twitter con Twitpic, que acabó con el cierre de la segunda, explica Sánchez. Twitpic solicitó registrar su nombre como marca y Twitter intervino para asegurarse de que la aplicación no funcionase conectada a su red de microblogging.
En definitiva, un buen número de marcas se han visto inmersas en conflictos con otras a raíz de la elección de su nombre, su logotipo o su dominio, y han llevado a cabo estrategias de rebranding para consolidar su imagen de marca.