Respirar, comer, dormir y tener buena salud son necesidades biológicas del ser humano que la tecnología ha venido a cambiar. Ya no compramos ni comemos de la misma manera, nos gusta controlar cuánto y cómo dormimos y queremos ir al médico previamente informados.
Esto es lo que ha planteado Leticia Michelena, Directora de Proyectos Estratégicos de Arena Media Madrid, en su intervención durante la VI edición del evento Arena Tech&Trends “R E C O N F I G U R A D O S: Procesando una nueva versión del ser humano”.
“Desde la invención de algo tan básico como el fuego, el paso del tiempo y la innovación han cambiado la forma que tenemos de satisfacer nuestras necesidades biológicas”, ha comenzado Michelena.
Alimentación mediada por la tecnología
Una de esas necesidades es la manera que tenemos de alimentarnos. Tal y como ha recordado Leticia Michelena, ya no vamos obligatoriamente a la tienda a hacer la compra sino que la compramos por Internet, la pedimos por Glovo, reservamos una mesa a través de El Tenedor y, sobre todo, buscamos información sobre lo que comemos, las propiedades de los alimentos, sus orígenes y las políticas de RSC de las compañías del sector de la alimentación.
¿Hacia dónde vamos? Según la Directora de Proyectos Estratégicos de Arena Media Madrid hacia un futuro en el que ya no comeremos ciertas especies porque pueden haberse extinguido, en el que puede que comamos comida de laboratorio para eliminar la contaminación derivada de la producción de alimentos o incluso, ¿quién sabe?, en el que podamos imprimir comida.
Comer ya no se limita a una necesidad de supervivencia sino que le hemos añadido atributos como la comodidad, el disfrute y la responsabilidad.
El sueño tecnológico
Ocurre algo parecido con la necesidad fisiológica de dormir. Fruto del avance de la tecnología, ahora queremos controlar cómo y cuánto dormimos. Para ello tenemos aplicaciones que vigilan las fases del sueño y hasta dispositivos inteligentes como ciertas almohadas que nos ayudan a cumplir el objetivo de aprovechar al máximo el tiempo que tenemos y conseguir dormir lo menos posible, pero teniendo un sueño profundo que nos permita estar descansados. Es decir, un futuro en el que sobrevivir ya no es simplemente dormir, sino que es buscar comodidad y control del sueño.
Relaciones virtuales
La reproducción y las relaciones personales tampoco son lo que eran desde que surgieron aplicaciones como Tinder. Los casos más extremos los encontramos en Asia por ejemplo donde ya proliferan las relaciones de personas con asistentes virtuales y, un ejemplo más cercano, es el de juguetes sexuales como el popular “satisfyer”. “Ya hay quienes dicen que nunca han tenido relaciones tan placenteras con personas como las que han tenido con Satisfyer”, ha puesto el acento Leticia Michelena. Y eso es porque vamos hacia un futuro en el que sobrevivir ya no es igual a reproducirse, sino que sobrevivir ahora es placer, comodidad y diversión.
El boom del e-Health
Según la reflexión de la Directora de Proyectos Estratégicos de Arena Media Madrid, es quizás el mundo de la salud el que ha experimentado una evolución más destacada tras la irrupción de la tecnología.
Google ya es el primer médico al que acudimos todos
Con este ejemplo ha puesto sobre la mesa que el paciente cada vez tiene más información y poder sobre su propia salud. Además, ha aportado un dato: el 20% de las apps que tenemos en nuestros móviles son de salud. Algunos ejemplos son My Doctor, My Fitness Pal o todas esas aplicaciones que sirven para contabilizar los pasos y calorías que gastamos cada día.
En salud vamos hacia el futuro de la telemedicina, la farmacia digital (en la que ya se han introducido gigantes tecnológicos como Amazon), el autodiagnóstico y la prevención. “Sobrevivir ya no es igual a sanidad, sino que es formación, poder del paciente, autodiagnóstico y comodidad”, ha resumido Michelena.
Y ha terminando su ponencia lanzando varias reflexionemos:
¿Cuánta dependencia nos está creando la tecnología?
¿Cómo de exigentes nos estamos volviendo a la hora de satisfacer necesidades básicas?
¿Podríamos volver atrás y prescindir de todos estos valores añadidos?
Si la respuesta a esta última pregunta es no, ha recordado Michelena, nos estaremos generando cierta frustración que nos lleva a hacernos la siguiente y más profunda pregunta: ¿Conseguiremos sobrevivir a la tecnología?
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