Después de que Rusia vetara las importaciones de alimentos frescos, harinas y grasas animales procedentes de EEUU, la Unión Europea, Canadá, Australia y Noruega, la pregunta que podría hacerse cualquier comerciante que se dedica a vender estos productos es fácil. ¿Cómo sobrevivir a este veto cuando tus productos están prohibidos por el presidente ruso?
En un intento por crear una solución que le permitiese vender productos autóctonos de Italia, un comerciante ha decidido no permanecer impasible ante esta situación y, pese a todo, ha promocionado sus productos de manera pública.
Don Giulio Salumeria, que es como se llama el empresario, con la ayuda de la agencia The23, ha diseñado un anuncio que, en función de quién lo mire, es capaz de promocionar una u otra cosa. En este caso el mupi, que está situado a menos de un kilómetro de la residencia oficial del ministerio, cuenta con dos tipos de carteles. En uno de ellos, el anuncio muestra una variedad de quesos italianos mientras que en el otro cartel simplemente aparece una imagen de las icónicas muñecas matrioskas.
¿De qué depende ver un anuncio u otro? La campaña ha sido diseñada para que todo el mundo pueda ver la publicidad de los quesos a excepción de un colectivo concreto: el de los policías. Cuando un policía se acerca a esa valla publicitaria, a través de un sistema de reconocimiento facial, la creatividad publicitaria cambia en favor de las muñecas rusas.