La marca de quesos Castello tenía como objetivo darse a conocer entre los consumidores neoyorquinos. Para conseguirlo, y de la mano de la agencia Duval Guillaume, desarrolló una acción de exterior para la degustación de su producto.
En la estación Grand Central de Nueva York, Castello instaló un museo pop-up en el que se recreó con comida real una serie de bodegones de pintores reconocidos en los que el queso es el protagonista. Bajo el título de “Eat the Art” se invitó a todo el que pasara por allí a probar el queso de los cuadros.
Así, se recrearon cuadros como Bodegón con alcachofas, quesos y cerezas, de Clara Peeters (1625); Naturaleza muerta con pan, mantequilla y queso, de George Smith (1754); Tarro de albaricoques, de Jean-Baptiste-Siméon Chardin (1758); Tres quesos con galletas, de Raphaelle Peale (1813); Naturaleza muerta con botellas, vino y queso, de John F. Francis (1857), y Bodegón con queso, de Antoine Vollon (1870).
Todos ellos se reprodujeron con comida real y, para recrear el queso, se usaron todas las variedades que comercializa la marca Castello. Más de 500.000 personas tuvieron la oportunidad de degustar un producto que, hasta entonces, muchos desconocían.