En España tiramos 7,7 millones de toneladas de desperdicios alimentarios cada año. En los hogares, este tipo de residuos alcanzan el 42% del total. La fabricación supone un 39% de los desechos; en la restauración alcanzan el 14% y en el caso de la distribución, el 5%. Son datos del ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que recoge, además, otras cifras de lo que supone esta situación.
Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor del mundo
La producción de alimentos es la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. La agricultura y la ganadería, que forman parte del proceso, generan más del 20% de las emisiones de CO₂ del planeta. Los desperdicios, el 8%. Cifras por encima de la Industria y del Transporte.
Esto quiere decir que cada vez que se desperdicia un alimento, se da un paso atrás en la lucha contra el cambio climático. De hecho, si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor del mundo, según los datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Ante un problema de magnitudes ambientales, sociales y económicas, entra en juego la importancia de la economía circular que, en contraposición con la lineal, permite crear un nuevo modelo de sociedad donde los recursos son utilizados eficientemente a través de la regla de las 4Rs: reducir, reutilizar, redistribuir y reciclar. Y ese es el camino que se ha empezado a seguir en los últimos años, con una sociedad y unas empresas cada vez más concienciadas.
Sin embargo, el tren de la economía circular ya ha partido. Así lo aseguraba hace unos días José Luis Gallego, Periodista Ambiental y autor de “Circulando hacia una nueva Economía”, en Sustainable Brands Madrid. Para Gallego, la economía circular era el tren hacia el futuro, pero “el que no se haya subido ya puede ir a la próxima estación corriendo para cogerlo. Y hay que dejar claro que el billete para ese tren no es el famoso propósito”.
Estoy harto del propósito, lo que importan son las acciones porque los recursos naturales no dan para más.
José Luis Gallego, Periodista Ambiental
Ya existen, desde hace años, diversas entidades que se subieron al tren y otras que crearon su propio viaje para llegar al objetivo de convertir la actual realidad económica en una economía circular, además de abordar desafíos e impulsar la concienciación de los ciudadanos. Por ejemplo, en 2013 se creó en España la Fundación de la Economía Circular con la colaboración de personalidades y expertos mundiales, administraciones públicas, entidades privadas y agentes sociales.
Hay otras enfocadas en la misma finalidad, como la Fundación Ellen MacArthur o la Fundación Ecolec. Y, por supuesto, nuevas empresas creadas con una misión principal: poner freno, por ejemplo, a la problemática del desperdicio de alimentos, apostando así por el desarrollo sostenible de la sociedad. También alternativas al consumo y formas de comunicar el desperdicio alimentario que son una tendencia en auge. Vamos a comentar algunas de ellas.
Las apps contra el desperdicio de alimentos
Una de esas tendencias que han pegado con fuerza son las apps que nacieron con el objetivo de frenar el desperdicio de comida en diversas ciudades de todo el mundo. Es el caso de Too Good To Go (TGTG) y otras plataformas, que dedican sus esfuerzos a que diferentes establecimientos puedan vender diariamente su excedente de comida. Así no acabará en la basura y los usuarios podrán adquirir productos en buenas condiciones a precios más bajos. Un win-win para ambas partes, porque se abre también una nueva vía para darse a conocer entre potenciales clientes.
“A nadie le gusta ver cómo alimentos en perfecto estado acaban en la basura, desperdiciados”, explica a Reason Why Carlos García, Responsable de Prensa en Too Good To Go. Lo definen como "un movimiento" al que se han unido empresas como Alcampo, Carrefour, NH Hoteles, BP, Ikea, Hoteles Only You, Decathlon y otros establecimientos como mercados municipales o cadenas de restauración.
Y es que cada vez hay una mayor concienciación en la sociedad, una sensibilización que, en palabras de Carlos, ha aumentado con la pandemia. Creo que cada vez hay una mayor concienciación y preocupación por parte de la sociedad entorno a la sostenibilidad", nos ha explicado Carlos. Además, añade que hemos aprendido y nos hemos acercado "mucho más hacia el valor real de los alimentos, hacia lo realmente importante que supone el alimento para nosotros, para nuestro día a día”. En definitiva, los ciudadanos han comenzado a conectar más con la comida.
Too Good To Go ha salvado 2.700 toneladas de alimentos en España desde 2018
Tanto es así que su aplicación cuenta con 34 millones de usuarios repartidos por 15 países. En el caso de España, la cifra de personas que la tienen descargada en sus teléfonos alcanza los 2 millones. Gracias esto, a nivel nacional han logrado salvar más de 2,7 millones de packs de comida desde 2018, que es el equivalente a unas 2700 toneladas de alimentos que no han acabado en la basura.
Pero no es la única aplicación que existe en el mercado, lo que hace vislumbrar que esta alternativa de consumo funciona o, al menos, llama la atención de usuarios y marcas.
Más instaurados en el comercio local están los fundadores de la aplicación Encantado de Comerte, Enrique de Miguel y Gabriel Ramas, cuya idea se gestó -por separado- en 2016. La herramienta vio la luz en formato web en 2019, pero la aplicación móvil salió al mercado en Zaragoza y Madrid en abril de 2020, en pleno confinamiento. Actualmente cuentan con 50.000 descargas de la app y tienen una previsión de 100.000 para finales de este año. Esto ha supuesto que 200 comercios colaboradores hayan salvado 30 toneladas de alimentos.
“El comercio local es el que da la salsa a las ciudades”, señala a Reason Why Enrique de Miguel, Cofundador de Encantado de Comerte. “Si tú vas a una ciudad te gusta ver el comercio local y que este sea rico. Es mucho más potente, más interesante y más personal y familiar, aunque también estamos dirigidos al sector HORECA”, explica.
Encantado de Comerte ha desarrollado una metodología digital que ha permitido alimentar a 200 familias con pocos recursos
Pero no solo están enfocados en el desperdicio de alimentos de los establecimientos locales. De hecho, su futuro está en el eje social de la sostenibilidad. Gracias a una metodología digital que han desarrollado para instituciones sociales han llegado a dar comida a 200 familias, facilitando así el acceso a una alimentación digna a personas con pocos recursos y en situación de inseguridad alimentaria.
Esto es, en sus propias palabras, lo que les diferencia de sus competidores. Y es que para Enrique, “el avance tecnológico tiene que ir de la mano de los avances sociales”. De esta forma, el impacto que se genera no es solo medioambiental sino también social. Para ellos, "les da la vida" a nivel persona pero también como modelo de negocio: “Buscamos ser una empresa sostenible en los tres ejes de la sosteniblidad. Pero no podemos perder de vista que somos una startup y tenemos que buscar rentabilidad”. Gracias a ello consiguieron inversión para su negocio, llegando a obtener 140.000 euros de 60 inversores en la Bolsa Social, la plataforma de financiación autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para empresas y proyectos con impacto social.
Y han existido más alternativas en el mercado a lo largo del tiempo; algunas han sido absorbidas por compañías más grandes, otras se encuentran en proceso de renovación. Es el caso de Yo No Desperdicio que, aunque nació como una plataforma de consumo colaborativo donde 1.300 ciudadanos ponían a la venta productos que no iban a consumir, su actividad principal se está reinventando.
Esta plataforma se desarrolló bajo el paraguas de la ONG Enraíza Derechos -anteriormente Prosalus- y sus acciones esenciales pasan por la investigación, la sensibilización y la formación. Su mayor descubrimiento, fruto de sus investigaciones, es que los ciudadanos no realizan una buena compra, ni tampoco saben qué alimentos están tirando a la basura.
Los ciudadanos tienen gran confusión entre las fechas de caducidad y de consumo preferente
Por ejemplo, un estudio, realizado junto a la Universidad Pontificia de Comillas, concluyó que existe una gran confusión entre las fechas de caducidad y de consumo preferente. Solo un tercio de las personas encuestadas confirmaron identificar correctamente la fecha de consumo preferente y son los hogares de rentas más bajas quienes más alimentos tiran durante esa fecha preferente, siendo perfectamente consumibles aunque los productos pierdan algunas propiedades. Por otro lado, según recoge el informe, el 44% de los hogares aprovechan alimentos caducados suponiendo, en ciertos casos, un riesgo para su salud.
Así, la motivación principal para no desperdiciar alimentos no es la sostenibilidad ambiental sino el ahorro. Para evitar tirar alimentos a la basura algunas de las recomendaciones dadas por la organización son:
- Hacer una lista de la compra
- Aprovechar bien las sobras
- Revisar fechas de caducidad tanto a la hora de la compra como a la hora del cocinado
- Compartir con otras personas los alimentos que no vamos a utilizar
Son los consejos que nos traslada Laura Martos, de la división de Educación para la Ciudadanía Global en la Fundación Enraíza Derechos.
Las empresas también se unen a este movimiento
La transformación del sistema alimentario necesita de empresas que impulsen esa transición que garantice, además, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo Climático de París. Y es que, según el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), una economía circular es fundamental para lograr una visión de futuro en la que más de 9.000 millones de personas vivan bien dentro de los límites del planeta para 2050.
La realidad, de momento, es otra. El informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos (2021), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, estima que 931 millones de toneladas de alimentos, o 17% del total de alimentos disponibles para las personas consumidoras en 2019, se desperdiciaron en los hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios de 54 países. Aun así, Laura Martos (Fundación Enraíza Derechos) nos asegura que las cifras no son completas porque "no todas las regiones tienen datos exactos". En España, pese a que se han realizado varios estudios, los datos tampoco son 100% representativos.
En este punto, es necesario recordar los beneficios que una economía circular brindaría a la sociedad y a sus empresas. Un informe de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros señala cuáles son las oportunidades económicas que conllevaría:
- Mayor Crecimiento económico. Tendría su origen en la combinación de los mayores ingresos procedentes de las actividades circulares y del menor coste de fabricación debido al uso más productivo de los inputs o insumos. Estos cambios tendrían consecuencias sobre la demanda, el suministro y los precios. Según el informe, el PIB europeo crecería hasta un 11% para el 2030 y un 27% en 2050, mientras que con el modelo actual sería de un 4% y 15%, respectivamente.
- Creación de oportunidades de empleo. El efecto positivo en el empleo se debe fundamentalmente al incremento del gasto, inducido por la existencia de precios más bajos de en los diferentes sectores y la intensidad de la mano de obra sobre las actividades de reciclaje de alta calidad y los trabajos cualificados en la refabricación. Sin embargo, las oportunidades laborales no se limitan únicamente a este contexto, también tendría lugar en los sectores industriales, a través del desarrollo de la logística inversa local, con pymes, mediante un aumento en la innovación y el emprendimiento y una nueva economía que se base en los servicios.
- Grandes ahorros netos en costes de materias. Se estima que, adoptando un modelo circular, los ahorros netos anuales de costes de materia prima pueden llegar hasta 630.000 millones. Para el caso de los bienes de consumo de alta rotación, la posibilidad previsible de ahorro es de hasta 700.000 millones de dólares en todo el mundo.
- Innovación. La finalidad de sustituir productos unidireccionales por productos de diseño circular, y crear redes de logística inversa y otros sistemas que favorezcan a la economía circular es un poderoso estímulo para las nuevas ideas. Las ventajas de esta mayor innovación se traducen en un mayor desarrollo tecnológico, materiales, mano de obra y eficiencia energética mejorada y mayores beneficios empresariales.
Con estas previsiones no es de extrañar que casi 400 entidades empresariales firmaran el Pacto para la Economía Circular impulsado por los ministerios de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y de Economía, Industria y Competitividad.
Mapfre, por ejemplo, fue la primera compañía del Ibex 35 en adherirse a este pacto. Enfocada en impulsar este tipo de economía, recientemente ha publicado el informe “Economía Circular en Pymes en España”, donde analizan la situación del país en 2019 -y en el ámbito de la Unión Europea- respecto a la economía circular y explican el desempeño que tienen las pymes en este ámbito.
La hostelería es, según el estudio, el sector en el que las empresas toman más iniciativas para prevenir la producción de residuos y promover el reciclaje, así como el más activo a la hora de formar e implicar a sus empleados y exigir a sus proveedores certificados ambientales.
En concreto, subrayan que casi la mitad de las empresas de este sector realizan acciones específicas para separar la materia orgánica del resto de residuos, una acción que evita que se descompongan en el entorno y contaminen. Bares y restaurantes son también los que demuestran mayor compromiso a la hora de eliminar los plásticos de un solo uso (33%), los que más apuestan por utilizar sistemas de devolución y retorno (20%), y los que más iniciativas han tomado para promover la eficiencia energética.
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Como ejemplo, Only You Atocha que activó su colaboración con Too Good To Go en julio de 2020, con un retraso de siete meses por la pandemia. Ponen diariamente a la venta en la aplicación entre 5 y 10 packs con una propuesta de desayuno -fruta, embutidos, panes- y otra propuesta con los horneados y sándwiches del “Breakery Oriol Balaguer” que no se han vendido en el día.
Es una iniciativa más con las que cuenta el hotel en materia de sostenibilidad aunque, según asegura a Reason Why Miguel Ángel Doblado, Director del Hotel Only You Atocha, “en España aún queda mucho por hacer. Pero es una fórmula interesante, muy bien desarrollada y fácil de incorporar a nuestros procesos. Nos ayuda a reducir el volumen de comida que tiramos”, asegura. Además, añade que resulta una manera de llegar a las personas que “quizá no nos conocerían de una manera orgánica”.
Por su parte, en 2020 Alcampo se unió a "Marcas Waste Warrior”, una comunidad de empresas comprometidas contra el desperdicio de alimentos impulsada por Too Good To Go, y ha implementado la app en sus tiendas propias, exceptuando las tres de Canarias. En total, 59 hipermercados y 112 supermercados. En este sentido, la cadena de supermercados ha creado protocolos internos para minimizar el desperdicio en todos sus mercados, creando además planes de formación y sensibilización para colaboradores, para redundar así en la adecuada gestión de los alimentos, su manipulación y la gestión de caducidades.
De esta forma, los clientes de Alcampo han conseguido salvar 27.730 packs de comida el pasado año, evitando la emisión de 69 toneladas de CO2. Los packs, que contienen productos aptos para el consumo, incluyen productos frescos o envasados cuya vida útil está a punto de finalizar así como productos con el embalaje dañado.
Yolanda Fernández Jiménez, Directora de RSC y Comunicación Externa en Alcampo, ha explicado a Reason Why el porqué de esta acción: "Como empresa, localizamos nuestros esfuerzos en tres ejes prioritarios: la economía circular, la preservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático”. Cuentan así con diferentes iniciativas como la “Política de Bosques” o la alianza con la organización WWF para la restauración forestal de un municipio manchego.
La emergencia climática es una realidad indiscutible.
Yolanda Jiménez (Alcampo)
La cultura contra el desperdicio alimentario
Programas de televisión, películas y podcasts giran alrededor de la comida, y los libros de cocina figuran entre las estanterías de los más vendidos. Reality shows, documentales, ensayos, perfiles en redes sociales y todo un movimiento que gira entorno a la cultura de la alimentación en general.
La cultura de la alimentación se ha convertido en un movimiento popular con cientos de alternativas
Esta industria es de tal magnitud que las temáticas y vertientes que se suceden a su alrededor son muy numerosas. Recetas, vida saludable, dieta cetogénica, alternativas veganas... Y desperdicio alimentario. Libros, documentales, blogs, programas y alternativas que comunican y se nutren de la problemática y se han convertido en toda una tendencia de la cultura popular.
Tristram Stuart es una de esas voces que comunican las alarmantes cifras que envuelven al desperdicios de alimentos. Un altavoz internacional que ha enfocado su carrera en luchar contra este desafío. Sus libros han sido descritos por The Times como “una contribución genuinamente reveladora a la historia de las ideas humanas” y su charla TED ha sido vista por cientos de miles de personas a lo largo del mundo.
Su experiencia no se ha quedado ahí; fundó la organización Feedback con el objetivo de cambiar la actitud de la sociedad hacia el desperdicio de alimentos en todo el mundo. Y ha creado su propia marca de cerveza, Toast Ale, creada a base de pan fresco sobrante. Y es que la abundacia de desperdicios es solo la punta del iceberg. Stuart asegura que el planeta está "llegando al límite ecológico que puede soportar y es necesario comenzar a ahorrar".
Altavoces como el de este activista son necesarios para llegar al máximo posible de la población. De ahí que plataformas como Netflix o Filmin tengan entre la oferta de sus catálogos diversos reality shows y documentales sobre esta temática. Desde "Best leftovers ever!" ("Sobras de lujo, en España) pasando por "Just Eat it", las opciones son diversas para llegar a los espectadores. Y, de paso, concienciarles sobre una realidad que afecta a toda la sociedad.
Esta concienciación ciudadana, y los esfuerzos de la industria del entretenimiento por ilustrar los desafíos del desperdicio alimentario, han provocado la aparición de una no tan nueva forma de cocinar: la cocina de aprovechamiento -trash cooking, en inglés-. Lo cierto es que aprovechar alimentos sobrantes era una realidad que se vivía en la época de la posguerra en España y bien entrados los años 60 y 70. Aún así, tras una época de bonanza y con el consumismo a flor de piel, el aprovechamiento había quedado en el olvido. Hasta ahora.
Ikea ha lanzado un libro con más de 50 recetas sobre cocina de aprovechamiento
Ha sido Ikea una de las últimas compañías en embarcarse en un proyecto sobre esta temática. La empresa ha querido contribuir a esta tendencia, también conocida como "zero food waste" con su nuevo libro de cocina llamado "ScrapsBook" (scraps es deshecho en inglés).
Un recetario que recoge más de 50 recetas para utilizar las partes que solemos desechar de los alimentos- como el tallo del brócoli o la cáscara del plátano- y convertirlas en platos innovadores y con conciencia.
Pero el universo de las sobras no se queda ahí. Existen también alternativas dentro del sector de la restauración, además de un mundo de blogs de recetas de aprovechamiento, que realizan sus propuestas gastronómicas a partir de sobras de comida. Es el caso de Rhodora, un restaurante en Brooklyn (Nueva York), cuya especialidad son este tipo de platos.
El concepto del menú es "una celebración" del vino natural, de baja intervención, acompañado de conservas, complementado con quesos y verduras para picar o para disfrutar como un menú completo. Dicen estar inspirados en las tapas españolas y portuguesas, "cultivando el respecto y la empatía" por los alimentos. El objetivo es minimizar la cantidad de desechos generados y crear un programa que sea "sumamente amigable" con el medio ambiente.
El presente y el futuro de la alimentación
En la cadena de suministro es donde, según señala el activista Tristam Stuart, sucede el verdadero desperdicio “a escala gigantesca”. En la agricultura se desechan toneladas de alimentos, aunque son perfectamente comestibles, porque no siguen los estándares, el tamaño o la forma “apropiada” para ser vendidos. “Si se hace esto con las frutas y las verduras, imagínese con los animales. Hígados, pulmones, cabezas, colas, riñones, testículos, que en el pasado se tomaban como parte deliciosa y nutritiva de nuestra gastronomía, van a la basura. En el mejor de los casos, pasan a ser alimentos para perros”, asegura.
Este es el presente pero, según señala Stuart, aún contamos con la posibilidad y las herramientas de frenar "ese trágico desperdicio de recursos". Para él es indispensable hacer ruido, hablar con empresas y gobiernos para detener esta problemática y lograr el cambio.
Somos seres terrestres, dependemos de la tierra para alimentarnos y la estamos destrozando.
Tristam Stuart, Activista
Entonces, ¿cuál es el futuro? La FAO lo tiene claro: el futuro es la biodiversidad.