Aunque no podemos responder a esta pregunta con exactitud, sí que podemos predecir que no serán como hasta ahora.
La economía, sus ciclos y las crisis económicas nos han demostrado que la banca y, en consecuencia, los hábitos financieros de los ciudadanos, están en continua fluctuación. Si hace apenas 30 años todos los trámites bancarios se hacían directamente en el banco, en la actualidad muchos clientes prefieren realizar sus pagos y transferencias desde su propio domicilio a través de internet.
De igual manera, si antes de la última crisis económica pedir un préstamo era habitual cuando se pretendía comprar una vivienda o un vehículo, en la actualidad son los préstamos personales, también conocidos como rápidos, los más populares.
De hecho, este tipo de préstamos se corresponden con la sociedad de la rapidez, de la instantaneidad actual. Y también tienen mucho que ver con la situación, a menudo precaria, en la que se han visto envueltos muchos españoles como causa de la crisis. Esta los ha dejado sin ahorros que permitan costearse el pago de imprevistos cotidianos, del ámbito domésticos.
Como respuesta a esta situación, los créditos rápidos pretenden dar soluciones a esta situación, impensable hace 10 años.
Si comparamos las características con las de los créditos tradicionales, nos encontramos con grandes diferencias:
- Se solicitan a través de internet y el procedimiento requiere apenas de unos minutos, por lo que no es necesario acudir a una cita con el personal del banco.
- Pueden solicitarse independientemente de nuestra edad (aunque es necesario ser mayor de 18 años)
- Las cantidades suelen ser pequeñas, sin superar los 10.000 euros, al contrario de los créditos tradicionales que solían superar con creces ese tope
- Suelen ir dirigidos a pagar accidentes domésticos imprevistos, de la vida cotidiana, hecho que explica que las cuantías solicitadas sean en general pequeñas
- Rellenar un formulario web, con los datos personales del solicitante y adjuntando documentos básicos como el DNI o el permiso de residencia
- La recepción del dinero suele producirse de manera inmediata, entre las 24 y las 48 horas siguientes a la solicitud
- En algunos casos se exige una fuente de ingresos regular (nóminas, pensiones, etc.)
- La devolución debe realizarse en un periodo de tiempo corto que en los créditos tradicionales y puede realizarse por internet o a través de un ingreso en ventanilla
- En este tipo de créditos, en general es el propio solicitante quien debe hacer una autoevaluación de su situación y de sus capacidades de devolución del dinero en el plazo establecido, al contrario de lo que ocurría en los créditos tradicionales, en los que el propio banco se aseguraba de que el cliente fuese solvente para devolver el dinero
- Muchas entidades que ofertan estos mini-créditos no exigen desvelar el motivo de la solicitud ni el destino del dinero
- Tampoco es necesario una persona que figure como aval.
- No tiene comisiones de apertura.
En definitiva, no podemos predecir ni cómo serán los bancos del futuro, ni el tipo de prestaciones, ni las características de las mismas, pero gracias a la historia sí que sabemos que probablemente no serán como los de tiempos pasados.