Coches sin conductor, robots personales y frigoríficos que se ordenan solos. La segunda revolución industrial está llegando. Siento una auténtica emoción al pensar que en un futuro no muy lejano tendremos la tecnología para hacer nuestra vida más fácil. La tecnología ha sido considerada como el gran ahorro de tiempo, pero ¿cómo podemos utilizar mejor este tiempo y aprovechar la oportunidad que ofrece esta revolución para provocar el crecimiento de nuestro panorama tecnológico?
Una de las áreas que me entusiasma personalmente es la inteligencia artificial. Tiene el potencial de revolucionar nuestras vidas de verdad. Y en formas que ni siquiera podemos calcular en este momento. Pero para llegar a ese punto, vamos a tener que redefinir la forma en la que trabajamos, que nos permitirá comprender la verdadera magnitud de la oportunidad, algo que no está pasando lo bastante en Europa en este momento.
De acuerdo con un informe reciente del banco de inversión en tecnología GP Bullhound, ahora mismo hay 47 unicornios en Europa. Lo que significa que aún estamos a la zaga de Estados Unidos, con 167, casi cuatro veces más. En el sector tecnológico, y otros sectores, hemos presenciado una fuga de talentos hacia Silicon Valley, pero mi esperanza es que con algunas empresas verdaderamente interesantes en el área de RA, RV e IA mantengamos más aquí en Europa. Sobre todo si somos capaces de mantener esa cultura de emprendimiento a la que los desarrolladores ceden.
¿Cómo podemos hacerlo?
En nuestra oficina de Barcelona en Blackwood Seven adoptamos un enfoque de negocios escandinavo. Esto implica la descentralización del poder, lo que se traduce en el empoderamiento de nuestros empleados para que mantengan su autonomía dentro de sus equipos. Esto es muy importante, ya que una estructura plana permite que cada decisión sea tomada por la persona que más sepa sobre el asunto, en lugar del más alto cargo.
El estereotipo del sector tecnológico en crecimiento, especialmente en el Valley, consiste en empleados que trabajan muchas horas y la sensación de ser una pequeña pieza de una gran máquina, pero este enfoque no se ajusta, motiva o da lugar a una buena toma de decisiones. Por tanto, es fundamental que adoptemos el sentido de inclusión, individualidad y respeto mutuo que las naciones europeas se prestan entre sí en la forma en la que trabajamos. De lo contrario, también corremos el riesgo de que las personas busquen ser parte de una empresa internacional más amplia que pueda satisfacer otras necesidades, quizás en el ámbito financiero.
También es importante no dejar que el Brexit nos afecte aquí en España, y lo combatamos dando oportunidades a personas con talento. Más que nunca, tenemos que asegurarnos de que estamos proporcionando el entorno adecuado para que los aficionados digitales prosperen, incluso si aún no saben que lo son. En nuestra área de la inteligencia artificial tenemos a seres humanos que crean los algoritmos en los que se basa la tecnología. Estos pueden ser ingenieros de software o incluso profesionales formados en física o estadística, pero no discriminamos por formación académica. Creemos en la adquisición de las técnicas necesarias dentro del desarrollo de la IA, que se pueden aprender en el trabajo, si el entorno es propicio.
Uno de los factores principales de un entorno adecuado es la agilidad. La agilidad para ajustar una propuesta mientras el mercado cambia, y luego aprender nuevas habilidades y sacar provecho a un nuevo talento. Es la piedra filosofal de una gran empresa, y a menudo se trata de reproducir la agilidad y la adaptabilidad de las nuevas empresas, pero es algo difícil de medir. La Fundación Unilever es un gran ejemplo de esto: un vivero que el gigante de productos de consumo de alta rotación estableció para aprovechar la innovación de las nuevas empresas y ayudarles a lo largo de su viaje (y recoger algunos consejos para sí mismo a lo largo del camino).
En definitiva, debemos proporcionar entornos laborales que ofrezcan a las personas algo más que un trabajo, y permitirles la autonomía y la libertad para marcar la diferencia en las empresas para las que trabajan. Si se hace, convencerremos a los talentos del país para que regresen o permanezcan en nuestro emocionante continente, y les animaremos a entrar en nuestras empresas; y una vez que el talento correcto esté en la puerta, descubrirá que el resultado es tan bueno como la aportación. Solo esta combinación dirigirá nuestras prometedores empresas europeas hacia el logro de ese codiciado estado unicornio.
Autor del artículo:
Casper Wilstrup, Chief Technology Officer en Blackwood Seven