Con 2006 a la vuelta de la esquina, las grandes marcas tienen que ir perfilando sus estrategias para la nueva etapa.
Y este parece ser el turno de KFC, compañía que abrirá su primer restaurante en el Tíbet el primer semestre del año. Una apuesta que se engloba bajo la estrategia de Yum Brands Incs de expandirse en el mercado chino.
No obstante, la batalla no se presenta fácil. La compañía tendrá que lidiar con las alarmas alimentarias y los errores de marketing que han deteriorado su imagen en el país asiático.
Entrenando para dar los primeros pasos
La entrada en el país del pollo frito del Coronel Sanders vendrá de la mano de la franquicia. Una estrategia con la que se asentará en Lhasa, la capital tibetana, en el primer semestre de 2016.
Una vez allí, el objetivo está claro: triplicar la cuenta de su restaurante (20.000 dólares) y atraer con sus cifras a más franquiciados.
Pero aún le quedan contrincantes con los que lidiar. De hecho, KFC trazó los planes para establecerse en el Tíbet hace más de una década para darse cuenta, en 2004, de la falta de viabilidad. Y es que parece ser que en el país de la paz y la serenidad el comer algo que no sea expresamente sano queda fuera de las opciones.
Y por si eso fuera poco, se ha labrado un duro enemigo. El Dalai Lama, líder espiritual de la región y vegetariano acérrimo ha expresado en varias ocasiones su oposición a los planes de Yum.
Pese a todo, los de KFC son persistentes y su apuesta por el mercado chino, donde cuenta con 6.900 restaurantes, permanece inalterable. Las ideas están claras, veremos los resultados...