Daniel Sánchez-Arévalo, en un momento del rodaje de “La herencia”.
“La herencia” es la cuarta campaña de Navidad de Campofrío que dirige Daniel Sánchez-Arévalo. El director, guionista y novelista madrileño ha sido el realizador de cuatro de las cinco últimas entregas de este trabajo publicitario, que se ha convertido ya en un clásico de la publicidad desde que en 2011 se estrenara “Cómicos”, el recordado homenaje a Miguel Gila que dirigió otro conocido cineasta español, Álex de la Iglesia.
Sánchez-Arévalo escribió y dirigió “Hijos del entendimiento”, obra teatral basada en la campaña de Campofrío de 2017
El estilo de Sánchez-Arévalo ha marcado mucho el tono de la campaña en tiempos recientes, pues de su trabajo de dirección han salido “La Tienda LOL” (2018), “Fake me” (2019), “DEV Disfrute en vida” (2020) y el spot de este año, recién presentado (todos ellos, por otra parte, producidos por La Joya). Además, Daniel Sánchez-Arévalo escribió y dirigió la obra de teatro “Hijos del entendimiento”, basada en la campaña que Campofrío emitió en la Navidad de 2017, titulada “Amodio” y que hablaba de los sentimientos encontrados que despierta nuestro país entre sus propios ciudadanos.
De esta vinculación con la marca, de la dificultad de trabajar con muchos personajes conocidos en historias muy cortas y de lo que como cineasta ha aprendido de la publicidad habla Sánchez-Arévalo en este entrevista que le hizo Reason.Why pocos días después de terminar el rodaje de “La herencia”.
RW. Esta ha sido la cuarta vez que has dirigido el anuncio de Navidad de Campofrío. ¿Por qué te gusta hacerlo? ¿Qué crees que hace funcionar el trío realizador-marca-creativos en vuestro caso?
Me encanta hacerlo, porque es una campaña muy exigente y a la vez súper estimulante, me lo paso muy bien. Y la verdad es que he encajado desde la primera vez con la filosofía de Campofrío, tanto con la agencia como con cliente. Y una cosa que es muy clave es que siempre he sido muy fan de las campañas de Campofrío, me gusta lo que proponen, temas muy candentes en la sociedad que nos afectan a todos, y darles ese giro y toque de humor que hace que nos podamos reír un poco de nosotros mismos las hacen especiales y significativas.
RW. ¿Qué tal ha ido el rodaje de la campaña de este año, algo interesante o anecdótico que destacar?
Siempre digo que la mejor anécdota es cuando no hay anécdotas, eso significa que todo ha ido bien, fluido, y no ha habido ningún altercado. En este caso han sido tres días de rodaje muy intensos, con muchas personas entrando y saliendo.
RW. ¿Qué valoras del guión de este año, qué te ha parecido?
Lo que valoro del guión de este año es lo que valoro de todos los guiones de todos los años: cómo tocan temas que nos afectan a todos y nos tienen angustiados, y les dan un viraje hacia el humor, generando identificación, empatía y debate en la sociedad. Las campañas envían un mensaje, pero desde un sitio desde el que seamos capaces de reírnos de nosotros mismos
RW. ¿Tiene alguna dificultad encajar en una historia muy corta tantas caras famosas?
SÍ, es un reto, pero el mayor reto lo tiene la agencia, quien escribe el guión. Mónica [Moro] y Raquel [Martínez] -directoras creativas de la campaña- que son las que le dan forma a la historia. Luego, mi labor es acompañarlas y ayudarlas a que todas las presencias de las caras conocidas tengan fluidez, con un estilo narrativo cinematográfico interesante dentro del universo que plantean. La notaría, en este caso, que es un mundo atípico para arropar esta historia.
“La diferencia más clara entre publicidad y una peli, es la inmediatez y el nivel de intensidad”
RW. Desde un punto de vista profesional de cineasta, ¿hay alguna diferencia muy clara en la manera de afrontar un trabajo publicitario y una película? ¿El trabajo en publicidad te ha hecho mejorar como director, te ha enseñado cosas?
Desde luego, a mí lo que me gusta es contar historias y creo que hacer publicidad me convierte en mejor contador de historias. El enfrentarte a algo, contar una historia ajena, además, en tan poco tiempo, te hace ejercitar mucho la imaginación visual: cómo contar algo y cómo ser económico al hacerlo y que a la vez eso tenga valor de producción, que sea espectacular, que sea bonito, que sea divertido, que te emocione. Hay muchas cosas que he tocado en estos años que llevo en la publicidad que tienen que ver con el humor y la emoción, y emocionar o hacer reír a alguien en tan poco tiempo es un reto. Y a mí me ha ayudado muchísimo. Yo, efectivamente, siento que desde que ruedo publicidad soy mejor cineasta, creo que al final todo suma. El hacer publicidad me convierte en mejor director, escribir novelas me convierte en mejor cineasta, hacer películas también me convierte en mejor narrador. Es una suma de todas las maneras diferentes que hay de contar historias que a mí siempre me han estimulado mucho.
Y la diferencia más clara entre publicidad y una peli, supongo que es la inmediatez, y el nivel de intensidad. Hacer una publicidad es un sprint de 100 metros, y una película es correr un maratón. Al final las herramientas son las mismas, pero es verdad que cómo se afronta un trabajo y el otro es diferente, sobre todo por la intensidad. Yo no podría rodar un largometraje al nivel de intensidad que supone rodar una publicidad de dos o tres días, no sería capaz, no llegaría al final, me quedaría seco a mitad del camino. Creo que esa es la diferencia más importante.
RW. Un anuncio de Navidad, de cualquier época y de cualquier marca, menos Campofrío, que te guste especialmente por la razón que sea.
Me quedo con el de J&B de este año, que además lo ha hecho un colega director que admiro mucho, tanto por su trabajo en publicidad como en largometraje, que es Gabe Ibáñez. Me parece que han rodado una historia con una sensibilidad exquisita y maravillosa, una historia muy conmovedora, una pequeña gran película.