Para evitar los contagios por COVID-19, muchos son los sectores económicos que se están viendo obligados a adaptar su actividad a las restricciones sanitarias. En algunos casos, ante la imposibilidad de ocupar los espacios anteriormente utilizados para desarrollar sus actividades, se están trasladando al entorno online. Este es el caso del entretenimiento, que ha tenido que buscar soluciones alternativas como las producciones caseras, las competiciones deportivas a través de eSports o conciertos en directo a través de las redes sociales u otros formatos online.
Sin embargo, ahora que la desescalada comienza a ser real, muchas de las miradas están puestas en cómo se transformará el ocio ante la incertidumbre de la “nueva normalidad”. Este es el caso de Production Club, un estudio creativo multidisciplinar situado en Los Ángeles, que se especializa en diseñar experiencias inmersivas para industrias como la música, la tecnología y el gaming.
Desde la perspectiva de las vacaciones de primavera para los universitarios en Estados Unidos Miguel Risueño, Director de Innovación en Production Club, se dio cuenta de que, mientras los países declaraban el confinamiento, las fiestas seguían sucediendo, aunque de manera clandestina. Con la cancelación de los conciertos pensó en llevar a cabo un proyecto para ayudar tanto al público como a la industria de la música, tan castigada con esta situación.
Con este nuevo reto en mente, la compañía se propuso idear una solución que permitiese seguir disfrutando del ocio nocturno de una manera segura y responsable. Para ello han diseñado "Micrashell", un equipo de protección individual especialmente enfocado al entretenimiento y los eventos en vivo. El concepto gira entorno a que no se percibiese como equipamiento médico, sino como una pieza de tecnología que además fuese fácil de producir.
El traje, que permite socializar sin necesidad de mantener la distancia de seguridad entre personas, está formado por una escafandra de protección (funciona como cualquier otro respirador a través de un filtro) y una parte superior unida a unos guantes, que se puede llevar encima de la ropa (esta característica permite ir al baño y mantener relaciones sexuales sin estar expuesto a los riesgos respiratorios de la enfermedad). Según la compañía es “fácil de controlar, divertido de llevar, desinfectable y rápido de equipar”.
El traje además permite su personalización mediante la adición de módulos, luces LED y accesorios. Equipado con sistemas multimedia como cámaras y sistemas de sonido, el dispositivo permite elegir entre escuchar la música o la conversación del evento, y conectar el traje con el smartphone. También incluye un sistema de válvulas para que los usuarios puedan beber o "vapear" directamente desde el traje sin contacto con el exterior.
Miguel Risueño explica: “La sociedad es más flexible e inteligente de lo que pensamos. A través de la educación, algo extraño como este traje puede ser perfectamente aceptado. Creemos que el futuro de los eventos no es puramente virtual ni tampoco puramente físico".