En un momento en el que las redes sociales presentan funcionalidades muy similares, muchos usuarios eligen en qué plataforma estar presentes en función del grado de tolerancia que tengan respecto a la libertad de expresión. Mientras que entornos tradicionales como Facebook, Instagram o YouTube han apostado por la moderación, algunos espacios nuevos, como Truth Social, han ganado posición en el mercado por un enfoque más laxo. Sin embargo, muchos usuarios optan por estar presentes en las plataformas bajo seudónimos para poder expresarse libremente sobre ciertos temas, proteger su privacidad o huir del acoso en determinadas comunidades.
“Momo” es el nombre asignado a las cuentas de nueva creación
En las redes sociales chinas, concretamente, se ha extendido de manera significativa el uso de del nombre “momo” y la ilustración de un enternecedor dinosaurio de color rosa. Tras esa imagen y ese usuario se encuentran miles de jóvenes chinos que cada día publican y comparten sus opiniones y comentarios en redes sociales como Douban -foro centrado en temáticas como música, cine o literatura- o Xiaohongshu -conocido popularmente como el Instagram chino-.
Según recoge la publicación Rest of the World, “momo” era el nombre predeterminado que se asignaba a las cuentas de nueva creación en las citadas plataformas y la imagen procede de la colección de emoticonos y stickers de WeChat. Su presencia ha ido creciendo a medida que los usuarios han optado por no desvelar sus verdaderas identidades con el objetivo de salvaguardar su privacidad al participar en determinadas conversaciones. Y es que estos usuarios comentan todo tipo de publicaciones, pero son especialmente comunes entre las comunidades de fans o fandoms.
En la cultura asiática el entusiasmo por determinadas series, películas o grupos musicales, así como por actores o cantantes concretos puede llegar a rozar el fanatismo, y las conversaciones sociales entre distintos grupos de fans en duros intercambios de críticas, insultos y ataques personales. Algunos, incluso, llegan a adentrarse en el terreno del acoso virtual.
A medida que la cultura asiática ha traspasado las fronteras del continente, con el k-pop como ejemplo destacado, ha crecido también la conversación en torno a los distintos productos culturales y, en paralelo, el número de usuarios que prefieren el anonimato para protegerse de posibles ataques de otras comunidades, o para publicar sin miedo. Tanto es así que, según recoge el citado portal aludiendo a datos de NewRank, el segmento de usuarios que utilizan el alter ego “momo” supera los 11.000 miembros en Douban; mientras que Xiaohongshu tiene más de 10.000 usuarios.
Uno de los rasgos que caracteriza a los “momo” es que son especialmente activos en redes sociales, de ahí que también reciban el calificativo de “netizens”, es decir, “ciudadanos de la red”. Se conciben a sí mismos como una auténtica comunidad que comparte intereses afines y que aboga por un internet más tolerante e inclusivo en China. En muchos casos se reúnen por miles en grupos públicos dentro de estas plataformas.
El pseudónimo sirve a los usuarios para participar en conversaciones que en el país pueden considerarse controvertidas, desde feminismo o salud mental hasta política. Es más, el citado portal recoge la experiencia de una trabajadora que inició una cuenta “momo” después de que su empleador viera una publicación suya quejándose del estrés laboral y le solicitara borrar el vídeo.
El crecimiento de las cuentas “momo” evidencia, por un lado, el interés de los usuarios por la privacidad y por participar de manera libre y democrática en internet haciendo de él un espacio abierto y diverso. Por otro, demuestra el trabajo que las redes sociales todavía tienen por hacer en el apartado de moderación de contenido y la necesidad, a nivel de sociedad, de promover mayor tolerancia y respeto.