La Creatividad es cuestión de tiempo. Es la conclusión a la que ha llegado Mason Currey en su último libro Daily Routines. En este trabajo, el divulgador repasa los factores que estimulan la capacidad creadora y que han inspirado a las mentes más brillantes de la historia.
En sus páginas, el editor y blogger estadounidense examina las rutinas de los personajes más célebres de los últimos tiempos y pone en contraste su labor creativa con sus costumbres. O mejor dicho con sus horarios.
Para ello, recurre a un reloj ficticio que representa las horas que músicos como Mozart y Beethoven dedicaban al sueño, o pensadores como Kant al ejercicio físico.
A través de esta tabla, Currey analiza la influencia que el timing ha ejercido sobre estos referentes y las implicaciones que una correcta distribución de los tiempos podría tener sobre las mentes más creativas.
Por supuesto, el éxito también es cuestión de disciplina. Y la fijación de hábitos es esencial para que los más virtuosos gestionen su tiempo de la mejor manera posible y puedan poner en práctica todo su potencial.
En este sentido, el autor reconoce que no hay ningún secreto. Es decir, no hay un horario mejor que otro o una combinación con más probabilidades de éxito.
De hecho, las distintas gráficas arrojan rutinas muy dispares y consecución de objetivos en todos los casos. Algunos, como Honoré de Balzac, incluso invirtieron su horario en detrimento de una mayor productividad. El conocido novelista francés dormía por la tarde y escribía de noche.
En cualquier caso, la tabla refleja, prácticamente en todos los casos, que las mentes más creativas, conocidas por su tendencia a la depresión, madrugan más y dedican las primeras horas de la mañana al trabajo.
La tabla, más allá de la curiosidad que pueda generar, suscita un interrogante para los creativos de muchas agencias sobre si sus rituales diarios son los más favorables para el desempeño de su actividad profesional.