La capacidad de los directores de marketing (CMOs) para mantener el ritmo en los entornos digitales suele ponerse en tela de juicio. Hoy en día se espera que un director de marketing conozca bien al consumidor conectado y entre en contacto con él mediante ofertas y experiencias relevantes. Una tarea que no es tan sencilla como parece.
Jake Sorofman, analista de Gartner, ha publicado un artículo recientemente en el que habla de los 4 tipos de CMOs que existen en función de las estrategias que siguen y las funciones que ejecutan. Lo ideal es que un director de marketing reúna todos los requisitos:
El observador
Este director de marketing se deja guiar por la voz del cliente llegando a entender hasta límites insospechados sus necesidades y preferencias. Por encima de cualquier otra cosa, este CMO cree que todas las verdades vienen del cliente.
Esta visión puede dar lugar a ideas muy poderosas y a la alineación con el público objetivo, pero también puede generar una especie de miopía. Y es que no todos los clientes son visionarios con sus deseos y necesidades.
El innovador
Este director de marketing es un visionario por naturaleza, impulsado y dirigido por el universo de posibilidades que crea a partir de sus propios sueños (o, a veces, alucinaciones…). Raramente resolverá un problema o un reto con una solución convencional. Sin embargo, aunque la innovación constante puede ser una fuente fiable de ventajas competitivas sostenibles, por sí misma no es rentable. Este tipo de CMO tiene que ser también un operador, un ejecutor.
El autómata
Este director de marketing es exactamente todo lo opuesto al anterior. Sólo se centra en la eficiencia operativa para crear una máquina empresarial que dé lugar a un crecimiento predecible y repetible.
Identificado normalmente como un profesional del performance marketing, este CMO usa la medición y los datos como un arma de precisión y la automatización como el robot para llevar a cabo sus acciones. Es el mejor amigo del director financiero hasta que las estrategias van avanzando. A medida que crece la necesidad de innovar, decrece el rendimiento de la excelencia operativa.
El del engagement
Este director de marketing es un storyteller por naturaleza y un verdadero animal social. Saca energía de las relaciones humanas, online y offline, de persona a persona y a gran escala. Su objetivo es construir afinidad mediante diálogos auténticos que generan una confianza y una serie de valores compartidos. Además, el fin último es que esa afinidad se traduzca en una lealtad que genere un retorno económico tangible.
A pesar de las innegables virtudes humanas de este CMO, cuando se sobrepasan los límites del engagement se puede caer en un aislamiento que no genere ningún retorno monetario para la empresa.
*Conclusión: Según Jake Sorofman, los mejores CMOs aspiran a poseer cada una de las características anteriores. Pero en el camino del desarrollo personal puede ser interesante ver con cuál de los cuatro se identifican y empezar a trabajar primero sobre esa área para ir avanzando después en las demás.