Publicis y Omnicom anunciaban una fusión a mediados del año pasado. Pero el cierre del acuerdo se está demorando por "cuestiones judiciales y tributarias en Europa", según han declarado los representantes de ambos macrogrupos publicitarios. Sin embargo, más allá de esas dificultades, todo apunta a que las relaciones entre las dos empresas se han deteriorado severamente, según fuentes cercanas que están al tanto de la situación.
Y es que Publicis y Omnicom aún no han acordado cuál de las dos será la que legalmente adquiera a la otra. Eso está retrasando la presentación de documentos imprescindibles ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos. Por lo tanto, son las batallas por el poder y por los cargos directivos las que amenazan con arruinar la "fusión entre iguales" de los dos gigantes de la publicidad, valorada en de 35.000 millones de dólares.
Las dos empresas están enfrentadas por definir quiénes ocuparán varios cargos de alto rango, en particular el de director financiero. Omnicom quiere en el puesto al suyo, Randall Weisenburger, mientras que Publicis propone a su director financiero, Jean-Michel Etienne.
Además, en los últimos días las compañías han emitido mensajes muy diferentes sobre el estado de la fusión.
Mientras que el presidente ejecutivo de Publicis, Maurice Lévy, piensa que el acuerdo podría cerrarse en el tercer trimestre de 2014, su homónimo en Omnicom, John Wren, señaló la semana pasada que no podía predecir cuándo ocurrirá debido a sus "complejidades y cuestiones pendientes". Wren señaló que se requiere el visto bueno de varias autoridades para completar la fusión y que "no hay un Plan B".
Por su parte Martin Sorrell, CEO de WPP, manifestó el viernes que los mensajes contradictorios de los líderes de Omnicom y Publicis indican que el acuerdo está condenado. "Uno está hablando chino y el otro japonés", dijo Sorrell.