If you can´t make it, fake it. Los de Mother han tomado este lema por bandera y han creado una manera brutal de compartir con los demás “aquello que siempre hemos querido, pero que nunca tuvimos la oportunidad de hacer”. ¿Que no podemos hacer lo que siempre hemos querido? Pues lo fingimos, nos hacemos una foto y la subimos a la red. Ya que los cool-boys han tomado las riendas de la aplicación, los demás vamos a intentar al menos fingir serlo, para tener nuestro minutito de gloria. Esto es Instasham.
Mira lo que voy a comer, mira como me he pintado las uñas y mira donde voy a ir este viernes a pasármelo genial. Eso es lo que dicen las fotos que se cuelgan en Instagram. En una mañana hemos visto quince puestas de sol, veinticuatro cupcakes y dieciséis fotos de copas de champagne. Súper originales todos, oye. ¿Por qué no nos habían avisado de que el postureo destrozaba tanto las neuronas?
Nos jugamos la mano a que menos del 20% de esas fotos es realmente lo que parece, pero el caso es que da igual. Y es que una imagen es mejor que mil palabras y no se nos ocurre mejor manera que ésta de explicar la filosofía de “estrésate para parecer relajado”:
Una manera como otra cualquiera de fingir, pero con estilo. El éxito del hashtag #RichKidsofInstagram demuestra que nos mola mucho ver lo imbécil que puede llegar a ser la gente. Y sobre todo que nos gusta ver la capacidad que tienen ellos mismos para demostrarnos que lo son.
Andy Doo y Stacey Smith forman uno de los equipos creativos de Mother, que ha dado forma a la idea. En pocas palabras, nos proponen hacer como que nos lo pasamos súper bien, aunque estemos echándonos la siesta. ¿Que no hemos podido ir a ese fiestón en la mansión de aquel colega? Pues voy a demostrarle a todos la pedazo de fiesta que he montado en casa. Sí, aunque estemos con nuestros padres y nuestro perro. Da igual, el caso es que todos vean lo trendy que soy.
La verdad es que Instagram tuvo un patinazo en diciembre del año pasado cuando se modificaron los “Términos y condiciones de uso”, esos que nadie se lee. Se añadió una cláusula por la que los dueños de la aplicación podían coger nuestras fotos y hacer con ellas lo que les diera la real gana. Kevin Systrom, CEO de la empresa, no tardó en salir a decir que lo sentían mucho y que se echaban atrás, pero mucha gente ya había emigrado a otras redes que fueran un poquito más responsables con sus usuarios.
En fin, que ya no tenemos que ser los más populares del barrio para poder fardar un poco. Si tienes una cámara, una buena idea y ganas de gritarle a los cuatro vientos que tu vida no es tan aburrida como probablemente sea, Instasham es tu sitio: ¡postureo!