Cuando tenemos tres años somos un diamante creativo en bruto. Pero el ser humano crece, madura y olvida que alguna vez tuvo esa capacidad creativa de forma innata.
La semana pasada asistimos a la conferencia sobre Marketing Sistémico que dio Félix Muñoz (ex Coca-Cola y ex Telefónica) en ESIC.
Félix hablaba precisamente de esto. De las reglas de la Creatividad. Porque las hay. Lo que hay que hacer para que se cumplan es aplicarlas con todo lujo de detalles.
Por eso os traemos cuatro consejos (de los buenos) para que reactivéis vuestro lado más creativo.
Van acompañados de ejemplos y eso es precisamente lo que hace de esta lista algo diferente, algo tangible, algo que podáis aplicar desde ¡YA!
Curiosidad: si durante una conferencia en ESIC el ponente hace un agujero en la pared de la sala, nadie se levanta a mirar qué pasa al otro lado. Si eso mismo se hace con un público de niños de tres años, todos van a ir automáticamente a mirar por el agujero. El niño va y el adulto no porque los adultos han reprimido la curiosidad para sustituirla por el cumplimiento de las normas sociales.
Saltarse las normas: hay que entrenar al cerebro. No es malo sentirse bien cuando uno camina en dirección contraria al resto de la gente por los túneles del metro. Si al hacerlo sonreimos estaremos enviando una señal a nuestro cerebro para que segregue endorfinas cuando nos diferenciamos de los demás. Así llegará un punto en el que el cerebro busque esa diferenciación por sí mismo porque está entrenado para hacerlo. Sólo los peces muertos nadan con la corriente ;)
Hacer conexiones: es necesario dormir de forma frecuente. Así, al despertar, el cerebro trabajará solo y hará conexiones con los pensamientos que se hayan generado en nuestra mente durante el sueño. Además, en el mundo hay dos clases de personas: las que se despiertan entre noche y apuntan en un papel la idea que han tenido y las que no lo hacen.
Buscar el reposo: los mejores momentos de inspiración los tenemos en la ducha. Le pasó a Newton con la Ley de la Gravedad mientras descansaba bajo un manzano... por algo será. No hace falta sentarse bajo un árbol cada vez que necesitemos una dosis de creatividad, pero sí es necesario buscar el reposo de vez en cuando.