Después de que Amazon recibiera la luz verde para sus pruebas de reparto con drones, la corporación de Jeff Bezos arremetía contra la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés). Además tachaba de “obsoleta” su legislación sobre este tema y criticaba su demora en la toma de decisiones.
Y parece que las críticas han sido escuchadas dos semanas después. Amazon tiene la aprobación de los reguladores federales de EEUU para probar su prototipo de entrega a domicilio.
Pero estos repartos no están exentos de nuevas condiciones. La compañía con sede en Seattle deberá mantener los vuelos a una altitud no superior a 120 metros, frente a los 112 metros máximos anteriores, y no podrá ir más rápido de los 160 kilómetros por hora.
La anterior normativa de la FAA carecía de validez, en opinión de Paul Misner, vicepresidente de Políticas Globales de Amazon, porque contemplaba modelos de drones tripulados. Una variedad que queda muy lejos de las intenciones de la compañía que dice disponer de prototipos autónomos para su uso comercial.
Estos drones deberán ser capaces de recorrer los más de 16 kilómetros que Amazon quiere abarcar en sus entregas. Esto supondría la necesidad de usar drones capaces de funcionar de manera autónoma y de evitar colisiones o otro dron.