Términos como “la gran dimisión”, “quiet quiting” o “bare mínimum mondays” se han acuñado en los últimos meses, a consecuencia del impacto de la pandemia en la cultura laboral, y han agitado los fundamentos del mercado del trabajo. Son tendencias que reflejan un significativo cambio de mentalidad -impulsado también por un relevo generacional- que busca ganar terreno a la denominada “cultura del ajetreo” o a las dinámicas nocivas en torno al trabajo; y a ellas se suma ahora el fenómeno “lazy girl jobs”.
Se buscan trabajo flexibles, en remoto y con remuneración adecuada
Traducido al español como “trabajo para chicas vagas”, el concepto ha ganado presencia en las últimas semanas en TikTok, red social de preferencia de los usuarios jóvenes y quienes, en su mayoría, protagonizan los vídeos que lo han dado a conocer. “Lazy girl jobs” hace alusión a trabajos que pueden ser realizados en remoto, que incluyen flexibilidad horaria, cuentan con una remuneración adecuada y dejan hueco para el disfrute del tiempo libre.
Es la definición teórica de lo que podría entenderse como un “trabajo normal" sino fuera porque en los últimos años la realidad laboral ha sido una bien distinta. Una en la que lo habitual han sido las horas extras, el estrés, las bajas remuneraciones y los horarios fijos en la oficina. De ahí que muchos, especialmente profesionales seniors, asocien a la definición anterior el calificativo de “trabajo ideal” y lo consideren una aspiración.
Sin embargo, es lo que están buscando y reclamando los profesionales más jóvenes a través de una tendencia que supera los 40 millones de visualizaciones en la plataforma de ByteDance. “Lazy girl jobs” es un término satírico alrededor del hecho de que buscar un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal a menudo se considera de personas perezosas o vagas. Pero la tendencia no consiste en perseguir trabajos fáciles que permitan la holgazanería, sino en reclamar unas condiciones laborales que favorezcan el bienestar emocional, psicológico y físico de los empleados.
El concepto evidencia una mentalidad “anticorporativismo” o “antitrabajo corporativo”, que gana fuerza entre los trabajadores de la generación Z y millennials, especialmente en mercados como el estadounidense, y que busca plantar cara a lo que consideran una cultura que tradicionalmente ha glorificado el exceso de trabajo. Por contra, se trata de una declaración a favor del autocuidado y de querer disfrutar de la vida sin ser sentirse juzgados o avergonzados por ser considerados a ojos de algunos como “malos empleados”.
“No hay nada de perezoso en esperar un trabajo que te pague bien, te brinde un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal y no te exija trabajar demasiado", señala una usuaria en un vídeo. Es más, en él defiende la productividad de los empleados, la confianza de la empresa en los trabajadores y los altos estándares de contratación de este tipo de trabajos flexibles.
La tendencia refleja también el desencanto de la generación Z y millenial con el actual sistema y los fallos que la crisis económica de 2008 y la pandemia han evidenciado. Bajo su punto de vista para las nuevas generaciones carece de sentido perpetuar la mentalidad heredada en torno a la entrega incondicional al trabajo cuando ya no van a obtener los mismos beneficios -pensiones, poder adquisitivo, calidad de vida- que las generaciones anteriores.
Del mismo modo, “lazy girl jobs” vuelve a poner sobre la mesa algunos de los debates más destacados de los últimos tiempos en el ecosistema del trabajo. Así, cuestiona la semana laboral de 40 horas y su vinculación a la productividad, y defiende la autonomía, la flexibilidad o, incluso, las jornadas reducidas. Es decir, aboga por evolucionar a una cultura centrada en la importancia de lo que se hace, en lugar de en el tiempo que requiere hacerlo. En un momento en el que las fronteras entre el trabajo y la vida personal se han difuminado, la tendencia busca establecer límites saludables que favorezcan el equilibrio y el bienestar.
“Lazy girl jobs” es, ante todo, una llamada de atención. Más allá de los vídeos de TikTok, refleja la forma de ver el mundo de las nuevas generaciones, y la necesidad por parte de las empresas de dar respuesta a sus necesidades de cara a poder contar con el mejor talento para sus negocios. Es una oportunidad para repensar la relación con los empleados, los modelos de liderazgo y las estructuras organizativas. Un momento para empezar a dar forma al futuro del trabajo desde la empatía.