Hacer de Twitter una compañía más rentable es uno de los principales objetivos de Elon Musk tras la compra de la plataforma. Una meta que, hasta el momento, ha pasado por una considerable reducción de plantilla y la adopción de un cultura que aspira a la máxima eficiencia y productividad, llegando a convertir las instalaciones de la firma en dormitorios improvisados para los empleados. Y ahora, como parte de la particular nueva era de la red de microblogging, se está poniendo a subasta parte del mobiliario de la sede central. 

Tal y como recoge la plataforma de subastas Heritage Global Partners, Twitter está subastando un amplio abanico de objetos y artículos de su espacio corporativo en San Francisco que van desde material propio de oficina, como sillas, mesas y equipos electrónicos, hasta equipamiento de cocina, entre los que se incluyen hornos, refrigeradores o freidoras. Está previsto que el proceso de venta se lleve a cabo entre los próximos 17 y 18 de enero. 

Entre los artículos puestos a subasta destaca una pieza de decoración con forma de @ que hace las veces de macetero, unas bicicletas estáticas que sirven para recargar la batería de dispositivos móviles, sillas Eames, sofás y divanes, cafeteras industriales, molinillos eléctricos de café, una cortadora de queso y embutido, múltiples hornos y neveras, y proyectores y televisores. Los precios iniciales para todos estos artículos se sitúan entre los 25 y los 50 dólares. 

 

 

 

 

Con todo, según recoge The Guardian, un portavoz de la firma de subastas ha comentado a Fortune que la subasta no guarda relación con la situación financiera de la compañía que ahora lidera el CEO de Tesla. “Si alguien realmente piensa que los ingresos de la venta de un par de computadoras y sillas pagarán el montante allí, entonces son unos imbéciles”.

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Sin embargo, la subasta se plantea en un momento financiero turbulento para Twitter. Según ha compartido recientemente The New York Times, Musk habría dado instrucciones a los empleados para que dejen de pagar a los proveedores, lo que implica que la firma llevaría semanas sin abonar la factura de sus oficinas en varios países, así como el planteamiento de no pagar las indemnizaciones por los despidos masivos.

Independientemente de la motivación de la subasta, muchos ven en la venta de estos objetos un reflejo del cambio del mercado y de cómo las grandes compañías tecnológicas, afincadas en la opulencia hace dos décadas, se ven ahora obligadas a transformar sus modelos y culturas en un contexto de incertidumbre a nivel económico, social y regulatorio. 

Más info: Subasta de Twitter