La Unión Europa está estudiando la posibilidad de introducir limitaciones en el etiquetado de las alternativas vegetales de los productos cárnicos. En otras palabras, busca prohibir el uso de términos como ‘hamburguesa vegetal’, y en el caso de los productos lácteos, denominaciones como ‘tipo yogur’ o ‘alternativa al queso’.
Bruselas se enfrenta a la votación de las enmiendas 165 y 171 a partir del 19 de octubre. Con la primera, el Parlamento Europeo propone sustituir el término "hamburguesa" por otros como "disco" o "cilindro vegetal", mientras que en el caso de la segunda, se contempla también prohibir en los envases la inclusión de información ecológica y sobre salud en el etiquetado, como, por ejemplo, ‘contiene la mitad de grasa que la crema láctea’ o ‘alternativa a la leche de vaca sin lactosa’.
El principal argumento que se esgrime desde el organismo comunitario se basa en “evitar la confusión del/la consumidor/a”, un discurso que ya esgrimió en 2017 cuando prohibió su uso en el etiquetado. Aunque más del 41% de los españoles desconoce esta prohibición.
Sin embargo, la asociación ProVeg, y las compañías Upfield, Heura y Oatly, agentes impulsores de la alimentación vegetal, no opinan lo mismo. Consideran que como "hamburguesa vegetal" o "salchicha vegetal" proporcionan información importante sobre el sabor y los usos que la gente puede esperar de un producto, y señalan que los consumidores compran productos de origen vegetal precisamente porque saben que estos productos ofrecen experiencias de sabor y funcionalidades similares a las de sus homólogos de origen animal.
En defensa de las alternativas vegetales
Para demostrar la aceptación y conocimiento de la población sobre este tipo de productos, han llevado a cabo el estudio “Nomenclatura de los alimentos de origen vegetal”, realizado entre más de 3.000 españoles. El informe señala que más del 70% de las personas distinguen entre las diferentes alternativas y sabe decir si el origen es vegetal o animal. Es más, solo el 17% afirma que podría confundir términos como leche de soja o queso vegano con productos animales.
“La enmienda 171 dificulta así que el consumidor pueda tomar una decisión de compra consciente e informada. La huella ambiental o el perfil nutricional de un producto interesan cada vez más a los ciudadanos y desde Upfield abogamos por una transparencia total en el etiquetado”, asegura Jordi Fábregas, Director General de Upfield en España.
Según la investigación, el 73% de los encuestados quieren sean etiquetados en igualdad de condiciones que la carne o los lácteos y un 93% valoran de forma muy positiva el poder contar con más alternativas en los supermercados que den respuesta a los diferentes tipos de alimentación, intolerancias y preferencias de la sociedad actual. “Ni siquiera somos conscientes de que se está utilizando nuestra supuesta confusión como excusa para sacar adelante una prohibición que solo busca ralentizar la necesaria revolución alimentaria”, afirma Cristina Rodrigo, directora de la ONG ProVeg en España.
Ironía y humor en contra de las enmiendas
Además, el 89% de los españoles declaran que si se sustituyera ‘hamburguesa’ por sustantivos como "disco" o "cilindro vegetal", no sabrían lo que compran. “Querer que una burger vegetal se llame disco es poner puertas al campo. La lengua debe estar al servicio de la sociedad y no al revés, debemos tratar a los consumidores como adultos con criterio”, explica Bernat Añaños, co-fundador de Heura.
Los cuatro agentes consideran que las dietas basadas en productos de origen vegetal, más saludables y sostenibles para el planeta, podrían verse perjudicadas si estas enmiendas se aprueban. Ante esto, ProVeg ha lanzando la campaña paródica “Veggie Disk”, con la que a través de la ironía y el humor, busca concienciar a los consumidores sobre la importancia del etiquetado y hacer ver la inconsistencia del argumento de la Unión Europea.
El vídeo explica que las restricciones propuestas entrarían en contradicción directa con los objetivos declarados por la propia UE en el Acuerdo Verde Europeo y la estrategia “De la granja a la mesa" de crear sistemas alimentarios más sostenibles y saludables. Esta establece explícitamente la necesidad de empoderar a los consumidores para que elijan alimentos sostenibles y de facilitar la elección de dietas saludables y sostenibles.
La enmienda 171 contempla también prohibir la inclusión de información ecológica en los envases y los consumidores no podrían saber si un producto tiene menor huella de carbono que otro, algo que choca con las tendencias actuales de consumo. El 45% de los españoles afirman ser conscientes de que con su alimentación puede contribuir a cuidar del planeta, motivo por el cual están reduciendo el consumo de carne y/o lácteos para ser más sostenibles.
El estudio forma parte de una serie de iniciativas impulsadas por agentes impulsores de la alimentación vegetal, como la firma de peticiones, y la colaboración para que la Unión Europea tenga en consideración la opinión de la población en la próxima votación.