Sobre cómo el diseño inclusivo garantizará un futuro digital sostenible

  • Redescubrir la simplicidad en la complejidad digital nos invita a liberarnos de un peso innecesario
  • Para emprender el viaje hacia un futuro tecnológico, recordemos que la inclusión y la colaboración son clave
jorge marquez con un hilo rojo

La Paradoja Digital: Complejidad en la simplicidad y una nueva protagonista

Cada vez el mercado genera productos digitales más complejos, pero más simples en esencia. Un chatbot que me ayuda a gestionar mis vuelos, una app móvil que da entretenimiento con srcoll infinito, otra que me facilita la edición de mis vídeos para que queden increíbles, un banco que me deja operar con mi smartwatch, un gobierno que me permite gestionar mi carpeta como ciudadano y mil cosas más. Todo ese ecosistema de producto, a priori simple, genera una complejidad digital que sufrimos cada día. Nuestros teléfonos están inundados de aplicaciones. Pareto no miente, sabes bien que sólo usas un 20%, quizá un 5%, de todo lo que tienes descargado. Cuánto desgaste digital, ¿no?

Imagina que a toda esta maraña de unos y ceros le añadimos un acelerador tan bestia como la irrupción del smartphone de la manzanita en 2007, quizá más grande. El tiempo lo dirá. Nos volverá a cambiar la vida. En nada este invento cumple la mayoría de edad y la joven recién llegada Inteligencia Artificial ya está haciendo estragos y poniendo todo de cabeza. Debates sobre ética, prejuicios, suplantación y más, cubren las páginas de los medios. Comencemos bien esto del diseño de la Inteligencia artificial antes de que sea tarde. Empecemos a generar cultura de diseño sobre este tsunami tecnológico que en nada nos arrollará, si no es que ya nos ha atropellado. 

El diseño de experiencias tiene el poder de transformar y liderar procesos de cambio. En este que estamos viviendo, el diseño no solo tiene ese rol principal, sino que se sienta a la mesa con quienes protagonizan esta transformación social y cultural.  El diseño contribuye a facilitar esa conversación tan necesaria entre las personas, el negocio y las tecnologías. Esto es una forma de expresión artística que vehiculiza la resolución de los retos de negocio con creatividad. Estamos centrados en Gen Z, el próximo año comenzaremos a hablar de Gen A, esa generación que nace en 2011 y que descubre la pantalla a la vez que el biberón.

No habrá IA sin inclusión, así titulaba un artículo que escribí hace poco donde alentaba a las organizaciones a trabajar la adopción de esta tecnología desde una perspectiva de diseño inclusivo. En nada la fuerza laboral será en un 80% Gen Z y resulta que la inclusión es una de las principales causas que defiende este colectivo. Es un valor intrínseco en las personas que cada día conviven con marcas en los entornos digitales. No sólo hacia afuera, sino hacia dentro de las organizaciones, urge un esfuerzo para rediseñar la manera y los sistemas con que trabajamos cada día. Ya no trabajamos con papel y boli, eso está claro. 

Reflexionando con un cliente unos meses atrás, me decía: “Si hago mis sistemas más inclusivos y accesibles, venderé más cervezas”. ¡Efectivamente! Esta persona está entendiendo que el diseño dentro de su organización tiene un efecto multiplicador en la cuenta de resultados. Todo esfuerzo suma. Imagina los beneficios de la inclusión sobre la marca. Eso sí, inclusión real, compromiso y esfuerzo. Atraeremos y retendremos mejor al talento porque estamos operando desde los valores y no sobre el EBITDA. Primero inclusión y después IA.

Diseñar desde una perspectiva humana acerca la tecnología a las personas

La característica principal de la inteligencia artificial es su capacidad por articular el lenguaje natural. Si entendemos ese principio podemos comenzar a tejer el proceso de adopción. No tanto desde saber escribir prompts en Midjourney, sino ser capaces de responder a la pregunta de “¿Cómo integraré la IA en mi proceso creativo de diseño?”. Allí está la clave. Esto debe ser una extensión de nuestras capacidades cognitivas. Recordamos aquí a McLuhan cuando hablaba, allá por los sesenta, de la TV como extensión de la vista. Quizá hoy hablaría de que la IA es la extensión de nuestro cerebro, de nuestra capacidad cognitiva. Es un nuevo paso al paradigma de la eficiencia extrema. 

Minimalismo eficiente. Ese volver a la visión Bauhaus que tanto nos gusta a los que vivimos el diseño. De hecho, la Comisión Europea lanzó el año pasado la iniciativa New Bauhaus con la idea de promover el diseño sostenible, bello y creado en conjunto. Todo de manera muy interdisciplinaria y, por su puesto, máxima creatividad. Esta visión está muy acompasada con la necesidad de crecimiento latente que hay sobre las tecnologías emergentes. La IA es un acelerador de la eficiencia, las personas se sienten cada vez más cómodas en el “menos es más”. Las personas con el auge tecnológico han desarrollado un gran instinto y un gusto por el buen diseño. Lo podemos llamar exquisitez digital. Sibaritas digitales, ahora no vale cualquier interfaz de usuario. Las personas tienen claros sus referentes. La forma y la función bailan juntas en una danza digital hermosa

La cultura también se diseña dentro y fuera de las organizaciones. El diseño propone marcos metodológicos que acercan las tecnologías a las personas. Simplifica la complejidad desde una óptica humana. Esto es justamente lo que queremos conseguir con las tecnologías emergentes, que se consoliden en su adopción formando parte relevante de la vida de las personas. Nadie puede vivir sin móviles, en nada tampoco podremos vivir sin IA

Este momento histórico del diseño nos invita a un viaje a la colaboración extrema. Muerte a la cultura del “rock star” y el “yo diseño”. Viva el diseño colaborativo, la participación, la interdisciplinariedad, la co-creación. Internet está basado en el concepto de la colaboración. Básicamente se creó para eso, allá 1993 en el CERN. La IA la diseñaremos en conjunto, es un paso necesario. Comencemos por tener en cuenta a las personas, su contexto y su vida. Si vamos a impactar en ella, que menos que hacerles partícipes del cambio que están a punto de vivir. 

Antes de llegar a un punto sin retorno, hagamos que la investigación y la humanización nos marquen el camino hacia la sostenibilidad digital

Es el momento de llevar la investigación cualitativa (User Research) a otro nivel, el dato ya lo tenemos. Es la hora de entablar ese diálogo con las personas y entender sus aspiraciones, sus miedos y sobre todo sus necesidades. Esa aproximación de conversación uno a uno, de co-innovar desde una visión profundamente humana, nos permitirá crear diseños más sostenibles en todos sus sentidos.  Parafraseando a Cyrano de Bergerac: “Sólo la investigación nos hará libres”.

La inclusión nos garantizará un futuro sostenible tecnológicamente hablando. Es ahora cuando debemos hacer el esfuerzo de diseñar productos digitales que nos lleven a esa eficiencia extrema, sin deshumanizarnos en el camino. Atendiendo a las personas desde ahora e influyendo en las organizaciones para un futuro más sano y diverso. 

Sobre Tangity

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