Actualmente vivimos rodeados de constantes estímulos de comunicación. Cada vez pasamos más tiempo en entornos digitales recibiendo información y estamos aprendiendo a ignorarla. Hemos empezado a desactivar las notificaciones, a no aceptar las cookies, a eliminar más correos de los que leemos y a cambiar el vídeo en cuanto sale un anuncio.
El público está cada vez más saturado de información y, en lugar de seleccionar la que le resulta útil, está empezando a ignorarlo todo. Por ello, cada vez resulta más costoso para las marcas y los anunciantes captar la atención de los clientes.
Numerosos estudios indican que los clientes esperan que se le comuniquen y ofrezcan aquellos contenidos que realmente les interesan, a ser posible sin pedirles demasiados datos durante el proceso.
¿Cuáles son las palancas básicas de que disponen los marketers para ganar relevancia para sus clientes?.
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Los datos: conocer al cliente para saber qué le interesa
No es necesario tener muchos datos, lo importante es hacer un buen uso de los que tenemos:
- Conocer mejor al cliente: todo el mundo está recogiendo datos, pero lo importante no es tener muchos, sino que estos sean valiosos y utilizables.
- Escuchar al cliente: datos cualitativos, que permitan entender mejor lo que está ocurriendo y qué espera este de nosotros.
- Identificar las necesidades: cada vez existen técnicas más avanzadas de análisis de datos (modelos de propensión, marketing mix-modelling, etc.) pero su tasa de utilización aún es relativamente baja. Es el momento de ponerlas en marcha, aprovechando la potencia que la IA puede brindar.
- Activar el uso de los datos: debe plantearse cómo utilizar el conocimiento obtenido para tener un retorno. Para ello, hay que tener la capacidad de activar la información y de consultarla en los diferentes canales.
Mensajes, contenidos y piezas personalizadas, ofreciendo al cliente lo que está buscando, adaptados en lenguaje y forma
La creación de contenidos es cada vez más compleja y los clientes esperan cada vez contenidos más relevantes. Se necesitan más piezas, más versiones, y en un tiempo menor. La solución pasa por:
- Optimizar la generación de adaptaciones: Podemos dar respuesta a la necesidad de múltiples versiones personalizadas y adaptadas al canal mediante la tecnología y la adopción de herramientas basadas en IA con un alto retorno.
- Probar las ideas: los clientes cambian y lo que esperan de las marcas también. Es importante disponer de formas en las que poder probar qué contenido o qué tipo de comunicación funciona mejor para cada tipología de cliente y evolucionar con ellos.
- Automatizar: aquellas operaciones de escaso valor añadido, como las validaciones de requerimientos legales y de marca o la organización de los contenidos y entrega en canales, deben automatizarse al máximo.
- Potenciar la creatividad: los mensajes y comunicaciones deben ser de alto impacto y adaptarse, no tan sólo al cliente, sino a lo que está ocurriendo en el momento en el que los recibe.
Los equipos deben tener las capacidades y el conocimiento para poder afrontar estos retos.
El talento de nuestros equipos se ve afectado por los cambios. Hay que revisar la forma de trabajar:
- Organización: hay que pasar de la orientación a producto a la orientación a cliente, y hay que sustituir la organización por canales y herramientas, por una basada en disciplinas y conocimiento.
- Capacidades: los equipos deben saber definir los casos de uso, el retorno de las iniciativas, estar orientados al dato y a la cultura de las hipótesis.
- Formación: los equipos deben conocer las nuevas soluciones y productos de mercado.
La tecnología debe ser un motor para poder ser más agiles, eficientes y rápidos
Deben evaluarse las soluciones tecnológicas existentes y ver cómo pueden ayudarnos con todos estos retos. Hay que evaluar que tenemos con las capacidades que necesitamos para determinar cuáles debemos incorporar, cuáles actualizar y cuáles desechar. Las capacidades básicas que deben cubrir estas herramientas son:
- Analítica: se debe evaluar el valor que aportan las nuevas técnicas de análisis de datos de cara a la adopción de nuevas herramientas que las incorporen.
- Test A/B: el trabajo no puede basarse en opiniones o corazonadas: los desarrollos deben testearse y ser validados. Existen numerosas soluciones que nos pueden ayudar y lo importante es acertar con la que mejor se adapta a nuestras necesidades.
- Personalización: La personalización ha llegado para quedarse: si aún no se utiliza deberá empezarse por algo sencillo, que ayude entender dónde tiene sentido su empleo y dónde no aporta valor. Si ya se trabaja con la personalización, vale la pena extenderla no sólo al diseño y los contenidos, sino a otros aspectos como la funcionalidad o los eventos.
- Segmentación y perfilado: para explotar los datos y la información de los clientes de diversas fuentes, debe disponerse de una solución que unifique la visión del cliente en un único repositorio y la haga accesible desde todos los canales.
- Delivery: debemos poder orquestar la experiencia, organizar los journeys de clientes y entregar de forma sencilla la información en cada canal (propios y externos).
- Automatizar contenidos: debe aprovecharse la oportunidad que brinda el uso de la IA para automatizar la cadena de producción de contenidos.
- Gestión de campañas: la herramienta empleada debe permitir organizar todo el proceso de forma sencilla manteniendo la visión unificada de todo el proceso.
- Garantizar el cumplimiento legal y de seguridad: todo esto debe hacerse garantizando el cumplimiento de estos dos requerimientos.
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Los datos nos muestran que, si al cliente se le ofrece algo que se haya determinado previamente como de su interés, las ratios de respuesta se incrementan entre un 10% y un 20%, pudiéndose llegar a duplicar esta tasa si el tiempo de entrega es breve desde que se detecta la necesidad.
Por esta razón es importante dedicar un tiempo a reflexionar sobre los diferentes aspectos comentados, analizando la posición propia versus las best practices, y fomentar la adopción de aquellas metodologías y herramientas tecnológicas que permitan extraer el máximo valor de los datos y del conocimiento atesorado, para servir contenidos tailor-made a los clientes que maximicen su experiencia.