¡Atención! Una recomendación antes de empezar a leer...
Sabemos que hay muchas noticias parecidas circulando a toda velocidad por la red, y a nosotros nos gusta de todo menos ser repetitivos. Por eso, hemos hecho un reportaje a fondo sobre la figura del Community Manager, por supuesto mucho más completo que el resto.
Para hacerlo, hemos consultado varias fuentes de algunos rincones del mundo, y hemos charlado un rato con dos expertos en la materia. Nuestro Director de Estrategia, Javier Guadiana, y su buen amigo Pedro Clavería.
El tiempo de lectura es de unos 10-11 minutos (aproximadamente). En definitiva, es un reportaje para dedicarle un poco más de tiempo de lo que últimamente estamos habituados. Poneos cómodos, ¡esperamos que os guste!
Eso de ser Community Manager (CM) está de moda últimamente. El problema es que muchos de los que lo intentan ni siquiera conocen lo que es el EdgeRank, por poner un ejemplo. Y deberían. Hay unos requisitos mínimos que todo buen gestor de comunidades debería tener. Porque ser CM no es sólo tuitear de vez en cuando con unos hashtags genéricos, spamear a los amigos para que nos den un like o abrir TweetDeck con 10 ó 12 columnas para dárselas de gestor estresado. El perfil del CM es mucho más y nosotros os lo vamos a explicar.
Aunque todo el mundo dice que sabe cómo comunicar, ¿cuánta gente conoce realmente los principios básicos de la comunicación? Un 90% de la eficacia de nuestro trabajo puede depender de nuestra habilidad con las palabras. De hecho, si contamos con la figura de un social media manager que se ocupe de definir la estrategia, nuestro trabajo puede consistir básicamente en ‘ponerlo todo bonito’ y llegar a la gente. Hacer magia con las letras.
LO QUE SÍ HAY QUE HACER
Empecemos por los tres pilares fundamentales que deben sostener a un buen Community Manager:
Crear marca: si hablamos de trabajar en redes sociales tenemos que entender que no se trata únicamente de vender productos. Al comunicar como si fuese la empresa la que habla, estamos creando marca. Pero hay que acordarse de que es más fácil destruir que crear. Y lo que se ha destruido cuesta mucho tiempo y esfuerzo volverlo a crear. Incluso a veces no se puede.
Cambio constante: lo que ayer era Windows Messenger hoy es WhatsApp, y lo que hoy es Facebook a saber qué será dentro de un par de años. Esta es una profesión de la que poco se puede explicar y mucho se debe aprender. Hay que ir pillando todos los conocimientos que se pueda para adaptarlos a todo lo que esté por venir. Estar a la última en las novedades del sector.
Medir los resultados: por la cuenta que le trae, es bueno que el CM sepa cómo medir la repercusión que está teniendo en todo momento lo que comunica a través de canales sociales. Si presenta una buena cuenta de resultados al jefe, quedará claro que es imprescindible en su empresa.
LO QUE NO HAY QUE HACER
Por el contrario, ¿qué cosas no debe hacer jamás de los jamases?
¡Ortografía!: nos da vergüenza hasta comentar este tema, pero es que ya se han visto casos muy sonados en los que, por una simple errata, se ha liado la de San Quintín. No es tan raro que súper empresas tengan errores. Son personas, y cometen fallos. Pero revisar un par de veces lo que vamos a publicar antes de darle al botón puede evitarnos algún que otro quebradero de cabeza…
Abusar del usuario: venga ya. ¿De verdad pensáis que alguien va a leer una parrafada de tres kilómetros sólo porque lo haya encontrado en su Timeline? El usuario medio normalmente utiliza sus redes sociales para descansar, informarse o divertirse. El aburrimiento espanta, así que si no hay más remedio que comunicar algo que no sea precisamente atractivo, al menos hay que dedicarle el tiempo necesario para maquillarlo lo suficiente como para que no se note.
No coordinarse: es completamente inviable que el CM de una empresa vaya a su bola y no se entere de lo que está pasando. Si un departamento de marketing enfoca todos sus movimientos hacia una meta determinada, el Community Manager debe ser su sombra y adaptar su propia estrategia a ese objetivo. Imaginaos a McDonald’s queriendo vender más hamburguesas de un euro y mientras el CM diciéndonos lo rica que está la nueva CBO Extra Premium con nueces de Macadamia.
HERRAMIENTAS DE TRABAJO
Una vez que tenemos estos puntos claros, y sabiendo que no la vamos a liar en ningún momento, tenemos que nutrir nuestro puesto de trabajo con un buen abanico de herramientas para que no se nos pase ni una. Se van a convertir en instrumentos de trabajo fundamentales, así que es obligatorio que los conozcamos al dedillo:
Hootsuite: si tu cliente está en Twitter, esta herramienta es imprescindible. Básicamente, sirve para gestionar a la vez varias cuentas sin perderse nada, porque las menciones, retuits, y demás, se actualizan en tiempo real. Además, lo mejor es que permite programar los tuits, para que podamos tener presencia constante en las redes; incluso cuando estemos haciendo otras cosas. También permite integrar las páginas de Facebook con la de Twitter, para poder publicar en los dos sitios a la vez. El servicio básico es gratis, y funciona de maravilla, pero si tenemos que gestionar más de 5 cuentas a la vez, tocará pagar alrededor de cinco euros.
SocialBro: esta herramienta es exclusiva para Twitter, pero nos gusta mucho ya que permite filtrar a nuestros seguidores por influencia, antigüedad de la cuenta, número de tuits por día o zona horaria, entre otros parámetros. Saber el tipo y la calidad de nuestros seguidores puede ser algo muy útil para poder enfocar nuestra estrategia hacia un punto u otro. Incluso para decidir si Twitter es la mejor red en la que estar.
Wildfire Social Media Monitor: estadística pura. Con ella, podremos tener controlada la cantidad de seguidores, retuits, ‘likes’ en Facebook... todo. Pero lo más chulo es que nos permite comparar nuestras cuentas con hasta otros dos perfiles, para saber cómo vamos respecto a nuestra competencia. Podemos obtener la información como queramos: de la última semana, el último mes o los últimos tres meses.
Klout: es la más utilizada en todo el mundo para medir el grado de influencia de nuestras cuentas. Mide si somos importantes o no, con una escala de 1 a 100, y da información completísima sobre nuestro impacto en todas las redes: Twitter, Facebook, LinkedIn, Google+...
CARTA DE PRESENTACIÓN
Si ya sabemos utilizar estas herramientas al dedillo, lo único que nos falta es convencer a la persona que nos tiene que contratar de que realmente somos buenos. Tenemos que intentar que nuestro curriculum sea lo más atractivo posible. Preparar el terreno antes de la batalla. En este link podéis encontrar 7 consejos básicos, comunes para todas las profesiones, que os servirán para que vuestro CV no acabe en la papelera a la primera de cambio. Un consejo: el boom de los currículos creativos pasó hace unos meses. A no ser que queráis impresionar a alguien que solo mire CVs de contables, ya podemos volver a comportarnos como personas normales. Cosas como esta ya están un poco desfasadas.
Hay que dejar claro que a nadie le importa que seamos usuarios de Facebook desde el origen de los tiempos, o que tengamos una cuenta en cada red social del mundo. Lo importante son las cosas que hemos conseguido con esas cuentas y la experiencia que tenemos gestionando comunidades en ellas. Difícilmente vamos a entrar a trabajar en ningún sitio sin esta experiencia, así que si no tenemos la posibilidad de trabajar para ninguna marca, podemos empezar por gestionar nuestras cuentas personales como si fueran profesionales. Además, así podremos experimentar con ellas sin miedo.
Eso sí, las redes personales pueden suponer más un perjuicio que un beneficio, en caso de que en ellas aparezca algo... comprometido. Tú eres tu marca personal, por lo que, si caes mal a la gente en las redes sociales, probablemente la empresa para la que trabajes también acabe yendo por el mismo camino. Es mejor no mojarse demasiado en un tema que opinar y acabar quedando como un bocazas. ¿Os acordáis de una de las perlitas más famosas de Twitter?
En cuanto al tema del ego personal... Alardear. NO. De ninguna manera. ¿Eres el creador del hashtag más chachi del momento? Enhorabuena. ¿El primero de tu ciudad en tener un perfil en Facebook? ¡Bien! Son logros sumamente importantes, pero que a tu futuro jefe le dan un poco igual. No es información valiosa.
QUE SE SEPA LO QUE SOMOS CAPACES DE HACER
Nunca está de más que hagamos saber a la persona que eche un vistazo al curriculum que tenemos alguna que otra noción sobre temas relacionados con el diseño de páginas, el SEO o la analítica web. Son cosas con las que trabajarás casi diariamente, así que cuanto antes se enteren de que las dominas, mejor. También tenemos que dar la impresión de que sabemos trabajar bajo presión y de que estamos a la última en todo lo relacionado con social media. Tenemos que ser descubridores de oportunidades.
En realidad el objetivo principal de todo CM es conectar con el público que se necesite en cada momento, tenga la edad que tenga, y sea del tipo que sea. Bajo nuestro punto de vista, lo más importante que tiene que tener cualquier CM que se precie es su careta. Y con careta nos referimos a saber entonar con cualquier persona, ya tenga 15 años o 50. Independientemente de como nos comportemos en nuestro día a día, es muy buena idea que tengamos guardados en nuestra cabeza una serie de registros, para utilizar cada uno según el tipo de persona a la que nos estemos dirigiendo y la marca para la que estemos comunicando.
Ser CM es un trabajo comprometido que requiere dedicación y sacrificio. Estarás en el punto de mira de muchísimas personas, y bastantes de ellas estarán deseando que la `cagues´, para venir detrás a rapiñar lo que quede de tus restos. El reconocimiento solo se obtiene cuando ha pasado mucho tiempo, y un solo error puede ser fatal. Eso sí, está claro que ser Community Manager es una de las profesiones del momento.
Os dejamos con esta infografía de los chicos de Merca2.0., que resume muy bien todo lo anterior. ¡Nos ha encantado!