Cómo llegó la bolsa de la compra a nuestra vida. El gesto de Julia Roberts en Pretty Woman cuando sale de una boutique en la que previamente no habían querido atenderla es la mejor demostración de que las bolsas dan poder. Poder de comprar. Poder de consumir.
Pero, ¿que historia hay detrás de la bolsa de la compra? Porque no es algo únicamente utilitario, sino que detrás de la bolsa se esconden preferencias y deseos. Es toda una declaración de consumo consciente. Y no siempre ha estado ahí, aunque nos lo parezca.
Con el auge del e-commerce y la necesidad de llevar nuestras propias bolsas para que no nos las cobren, ¿está la bolsa en declive?
Bueno, más bien lo que estamos viviendo es una vuelta a los orígenes...
La historia de la bolsa de la compra
En la época de los vendedores ambulantes y los mercados, los consumidores transportaban sus compras en cestas y carros que traían de casa. No fue hasta principios de 1800 cuando las tiendas empezaron a ofrecer bolsas para sus clientes. La producción masiva de papel había abaratado los costes de embalaje de forma que los tenderos se podían permitir ofrecer el excedente a los compradores.
Además, las tiendas empezaron a hacer sus propias entregas. A comienzos del s. XIX los comercios ya ofrecían el servicio gratuito de entrega como herramienta de marketing. En los años '10 los coches y camiones con motores de gas empezaron a sustituir a los coches de caballos.
Las tiendas pronto empezaron a plasmar sus colores corporativos y logotipos en los camiones. Esto fue el preámbulo de la Publicidad que se hace a día de hoy con las bolsas. Y es que a medida que los consumidores disponían de sus propios coches, empezaron a necesitar de nuevo bolsas y carros de la compra en los que transportar los productos.
Así que la bolsa de la compra, como la conocemos a día de hoy, es algo que se fue gestando poco a poco.
En 1852 un maestro de escuela llamado Francis Wolle inventó la bolsa de papel, que originalmente era bastante endeble y tenía forma de sobre. Diecinueve años después una trabajadora de una fábrica de algodón llamada Margaret Knight inventó una máquina que podía producir estas bolsas de manera eficiente. Fundó la Eastern Paper Bag Company y ganó royalties durante años.
Pero la bolsa de la compra con asas no se creó hasta el siglo siguiente. En 1912 un tendero de St Paul llamado Walter Deubner se dio cuenta de las limitaciones que suponía para los clientes el tener que cargar las bolsas con los brazos.
Por ello empezó a vender la Deubner Shopping Bag por cinco céntimos con el fin de incentivar la compra de más productos. La clave de esta bolsa era la cuerda que permitía sostenerla con la mano.
Y así hemos llegado hasta lo que son las bolsas a día de hoy: un soporte publicitario más para las marcas.
En todo este tiempo los departamentos de marketing se han ido dando cuenta del potencial de las bolsas como herramienta de comunicación. A finales de los años ’50 fueron sobre todo los grandes almacenes los que empezaron a adornar las bolsas con sus logotipos e imágenes corporativas. Bloomingdale's en concreto sentó un precedente con su Big Brown Bag en 1973.
Sin embargo, las cuestiones medioambientales están mermando la popularidad de la bolsa de la compra. En 2007 la diseñadora Anya Hindmarch lanzó la campaña “I’m not a plastic bag” con el fin de concienciar a los consumidores para llevar sus propias bolsas de la compra.
Muchos establecimientos ya cobran por las bolsas así que estamos viviendo de nuevo una vuelta a los orígenes. Eso sí, una bolsa de Tiffany & Co. reutilizada puede darle mucho glamour al que la lleve ;)