La expresión “gemelo digital” puede quizá evocar temores de una realidad distópica en la que cada ser humano tenga un sosias cibernético que actúe sin control, pero la realidad, aunque tecnológicamente muy sofisticada, resulta por el momento más prosaica y tranquilizadora. Un gemelo digital es un modelo virtual o digital de un objeto físico que existe en el mundo real.
Como señala el escritor estadounidense Michael Grothaus en un artículo publicado recientemente en Fast Company, los gemelos digitales son ya de uso común en sectores como la logística, la automoción, la aeronáutica o el urbanismo, y se están extendiendo a muchos otros, entre los que se puede citar distribución o el cuidado de la salud.
La industria de los gemelos digitales podría alcanzar un volumen de medio billón de dólares
en 2032
La progresión parece imparable y conforma una industria que, según cifras citadas en el artículo, estaba valorada solo en 11.600 millones de dólares en 2022 pero se calcula que en 2032 tenga un volumen de 500.000 millones. Algunos grandes jugadores son, por el momento, empresas como Amazon Web Services, IBM, Nvidia, GE Microsoft y SAP.
El gemelo digital reproduce el objeto real en el ámbito virtual, pero no es simplemente una copia perfecta en 3D de su homólogo en el mundo físico sino que, a través de recopilación y transmisión de datos mediante sensores, permite ver cómo funciona el objeto en tiempo real y puede simular procesos y eventualidades. Esto da la posibilidad de, por ejemplo, prever cómo impactarían en el objeto ciertas circunstancias o cambios si se produjeran en el mundo real, identificar posibles fallos o probar distintas maneras de solucionar un problema.
Datos en tiempo real
Como se dice en la página de Amazon Web Services, el gemelo digital “abarca el ciclo de vida del objeto y utiliza los datos en tiempo real enviados por los sensores del mismo para simular el comportamiento y supervisar las operaciones”. La misma. fuente señala que los gemelos digitales “pueden replicar varios elementos del mundo real, desde piezas individuales de un equipo en una fábrica, hasta instalaciones completas, como turbinas eólicas e incluso ciudades enteras”.
La tecnología fundamental en el desarrollo de los gemelos digitales es el internet de las cosas: sensores, cámaras, escáneres y cualquier tipo de dispositivo conectado puede detectar y recoger en tiempo real cantidades enormes de datos sobre lo que les sucede a objetos o espacios -movimientos, temperaturas, vibración, flujos de tráfico- y transmitírselas al gemelo digital, que lo reproduce y almacena la información.
“Por ejemplo, un gemelo digital del metro de Nueva York”, dice Grothaus en su artículo, “podría mostrar a los urbanistas cómo se vería afectado el tráfico no solo de los trenes, sino de las personas en el caso de que cinco de las estaciones con más tráfico se inundaran". Este tipo de simulaciones son, evidentemente, mucho más económicas que las que se pueden hacer en el mundo real donde, por otra parte, algunas serían imposibles de llevar a cabo.
La aplicación más extendida de los gemelos digitales se produce por ahora en el campo de la fabricación y las cadenas de montaje. Por ejemplo, grandes empresas automovilísticas como Mercedes-Benz y BMW o un gigante industrial como Siemens han colaborado con la empresa tecnológica Nvidia para la creación de gemelos digitales en alguna de sus fábricas.
Los gemelos también se usan en la industria aeroespacial, para someter las naves a todo tipo de pruebas y condiciones, así como en la planificación urbanística, pues se pueden simular los efectos en las ciudades de cualquier eventualidad que afecte a las mismas: cambios en los flujos de tráfico, nuevo trazado de calles o impacto de la construcción de nuevos edificios.
En el sector de la salud se usan, según dice Amazon Web Services, para crear réplicas de hospitales enteros y laboratorios, así como de “cuerpos humanos para modelar órganos y realizar simulaciones que indiquen cómo responden los pacientes a determinados tratamientos”.
Grothaus señala en su artículo que, a medida que las aplicaciones impulsadas por inteligencia artificial y los procesadores gráficos se hagan más potentes y comunes, la creación de gemelos digitales se hará más accesible. “A finales de esta década”, escribe, “es probable que usted pueda crear un gemelo distal de su casa y así poder previsualizar cualquier cambio que quiera hacer antes de meterse en reformas”.
¿Tendremos las personas gemelos digitales?
Los gemelos digitales de fábricas, aviones o ciudades ya existen, pero la gran pregunta que plantea Grothaus al final de su artículo es. “¿Podrá haber alguna vez un gemelo digital de usted?”
Un gemelo digital personal nos permitiría conocer, por ejemplo, los efectos que tendrían en nuestra salud 20 años de dieta vegetariana
Y contesta que es “muy posible”, básicamente por la creciente sofisticación de la tecnología de la salud, de los biosensores y de la capacidad predictiva de la IA. “Es fácil imaginar un día en el que cada persona tenga un gemelo digital sanitario que refleje su complexión, genética y estilo de vida", afirma, "un doppelgänger al que podamos alimentar con información hipotética y ver qué efecto tiene eso en nuestros cuerpos”.
Un gemelo digital personal nos permitiría conocer, por ejemplo, los efectos que tendría en nuestra salud mantener veinte años de dieta vegetariano o diez años más de trabajo de mesa frente al ordenador; o daría la posibilidad de probar diferentes tratamientos para una dolencia y saber cuál nos sentaría mejor. La tecnología de gemelos digitales ya está creando órganos y cuerpos para las compañías del sector sanitario, de modo que, como concluye Grothaus, “es solo cuestión de tiempo que la tecnología pueda aplicarse también a cada individuo”.