Los atentados ocurridos en Francia la semana pasada han puesto en jaque a muchos dirigentes europeos, que ven en el rastreo de las comunicaciones una forma de preservar la seguridad nacional y poner coto al terrorismo internacional.

El último en hacer suya esta idea ha sido el primer ministro inglés David Cameron, que ha expresado en París su deseo de prohibir aquellos medios de comunicación que, por su sistema de cifrado, no sean accesibles a los servicios de inteligencia. En este sentido, aplicaciones como WhatsApp, Telegram o Snapchat están en el punto de mira.

El líder conservador se ha propuesto vetar aquellas aplicaciones que cifren sus contenidos y, por lo tanto, garanticen el derecho a la intimidad de los usuarios. Y es que el cifrado impide cualquier rastreo posterior de las conversaciones 

Cameron alega que se trata de una medida de prevención en pro de la seguridad nacional y argumenta: “¿En Reino Unido vamos a permitir un método de comunicación entre personas que no podamos leer?”.

No obstante, ya hay quienes han visto en  su proyecto un mensaje en clave electoral. De hecho, según ha concretado el ejecutivo, esta reforma se integraría en una nueva legislación mucho más completa y restrictiva que obligaría a los proveedores de servicios de Internet a almacenar más datos sobre la actividad online de las personas, incluidos los mensajes en redes sociales.