Tras una remodelación que lo ha mantenido cerrado al público durante tres años, el Museo Nacional de Diseño Cooper Hewitt reabre hoy sus puertas con una imagen renovada por dentro y por fuera.
La galería neoyorquina ha ampliado sus instalaciones en un 60% y se ha propuesto revolucionar la interacción con el arte desde la base. Por eso, ofrecerá nuevas experiencias al visitante que, a partir de ahora, podrá participar del proceso creativo y convertirse en diseñador por unas horas.
Con la entrada, los usuarios recibirán un bolígrafo inteligente que les permitirá desplegar toda su creatividad.
Y es que está previsto que en las próximas semanas la entidad habilite un conjunto de mesas equipadas con pantallas táctiles que sirvan de lienzo a los amantes del arte.
En estos espacios, los aficionados a la pintura podrán visionar piezas históricas con todo detalle, plasmar sus propias ideas y proyectarlas en toda la sala.
Los dispositivos les invitarán además a reproducir objetos cotidianos y les plantearán casos de rediseños reales. Con esta innovativa propuesta, el Cooper-Hewitt pretende “dar al visitante permiso explícito para jugar y explorar por sí mismo el proceso del diseño”.
Así lo ha transmitido Sebastian Chan, director de medios digitales de la pinacoteca, que ha revelado además su apuesta por la tecnología 3D en proyectos de investigación y de educación pública.
Su idea es escanear gran cantidad de obras para después poder visualizarlas desde cualquier ángulo y detectar los detalles más desapercibidos y signos de deterioro.
Los bolígrafos comenzarán a repartirse en febrero y se utilizarán además para almacenar artículos relacionados con las colecciones.