La elección de fuentes tipográficas es una de las decisiones más importantes que deben tomar los diseñadores. Optar por una u otra no es un aspecto trivial, comporta importantes consecuencias financieras que van más allá de la estética.
Y es que la tinta es un activo caro. Tanto que “si se vendiese por litros, tendría un coste superior al de cuatro toneles del mejor whisky escocés o de Chanel nº5”.
Así lo ha cifrado Pixartprinting que, para consuelo de aquellos creativos y profesionales de Marketing que no "comulgan" con esta fuente, ha señalado a Comic Sans como una tipografía más cara que el resto.
Cara en términos de impresión. Y es que un artículo escrito con esta tipografía requiere mayor cantidad de tinta. Se trata de una “fuente compacta que si se usase a tamaño 12 en una hoja con formato A4, cubriría con tinta el 5,74% de la página”.
Un balance superior al que arroja si se hiciese con Helvética (5,45%), Courier New (5,4%) o Garamond (4,47%). Unas diferencias que, a primera vista, no parecen demasiado significativas, pero que conllevarían un gasto importante en caso de que únicamente se imprimiese en Comic Sans.
Concretamente, el cambio de fuente llevaría aparejado un consumo global de 3,77 millones de cartuchos adicionales al año. Una cifra que, según Pixartprinting, “dejaría a la industria gráfica con un agujero financiero de 87,3 millones de dólares”.
Una tesis que demuestra que utilizar Comic Sans en lugar de Helvética es más caro. Exactamente un 0,29% más de consumo en tinta. Una cantidad que, dado su precio, no resulta nada despreciable y que despertará todavía más recelos hacia la ya denostada Comic Sans.